Bajar de diez segundos en los 100 metros. Escalar un seismil. Hacer un ironman. Y superar los cien puntos en baloncesto. Hay barreras en el mundo del deporte que superarlas supone la diferencia entre lo notable y lo sobresaliente. Por eso el Maristas va camino de la matrícula de honor. En lo que va de liga en Primera Nacional femenina, el conjunto coruñés ha jugado dos partidos en casa. En el primero anotó 108 puntos y en el segundo, 100. Lo que rubrica además una trayectoria inmaculada de las coruñesas como locales. No pierden en su feudo desde mayo de 2014, en la jornada de clausura de la campaña 2013-14. Llevan invictas toda una temporada y dos encuentros de la siguiente. Catorce partidos. Unos números al alcance de muy pocos.

La filosofía de juego de Román Gómez es clara. Le gusta que su equipo corra. Este dinamismo le permite que los tanteadores sean siempre altos. Pero nunca hasta esta temporada había alcanzado estas cifras. Las colegiales se fueron hasta los 108 puntos en el debut, que les enfrentó al Villamuriel, un rival de la zona baja de la clasificación -el curso pasado solo fue capaz de ganar uno de sus encuentros y este es colista-. Y el fin de semana pasado volvieron a alcanzar los cien puntos al imponerse por 100-60 al Castilla Sport, esta vez con mayor mérito, pues el contrario se presentaba en el pabellón de Maristas sin haber perdido ningún partido antes. Las herculinas dominaron todo el choque, pero no lo rompieron hasta el último cuarto.

En las últimas seis temporadas, solo tres equipos alcanzaron la barrera de los cien puntos en Primera Nacional, pero ninguno lo pudo hacer dos veces en el mismo curso y menos en dos partidos seguidos como local. El año pasado lo consiguió el Ascensores Tresa (101-25); en la 2013-14 nadie llegó a las tres cifras; en la 2012-13 superó el listón el Universidad de Salamanca (114-34) mientras que tanto las salmantinas como el Universidad de Oviedo lo hicieron en una ocasión cada uno de ellos tanto en la 2011-12 como en la 2011-10. Los números sitúan al Maristas a la altura de los equipos que en las últimas campañas marcaron el ritmo de la categoría.

Solvencia en casa

El equipo que dirige Román Gómez empezó la liga como uno de los referentes y las tres jornadas iniciales lo han confirmado. Uno de los pilares en los que se apoya el Maristas es en su rendimiento como local. Ya son dieciocho meses y catorce partidos sin perder en el pabellón colegial. La última vez que cedió en su feudo fue el tres de mayo de 2014, cuando el Ascensores Tresa se llevó el triunfo por 70-78. Nadie más ha repetido la hazaña desde entonces. Y eso que por A Coruña ya han pasado desde aquellas todos los equipos de Primera. Abrió la racha contra el Ensino, que sería el campeón de la liga regular (85-77), siguió contra el Unami (66-61), arrolló al Baloncesto León (93-49), pudo con San Isidro (68-58), encadenó dos victorias fáciles (76-50 frente al Universidad de Burgos y 84-36 contra el Filipenses) y dos muy ajustadas (58-53 ante el Bosco y 68-66 sobre el Universidad de Salamanca), se impuso al Villamuriel (81-29) y al Innobasket (84-47), triunfó frente a Ventanas Arsan (61-58) y cerró el curso vengándose del Ascensores Tresa (64-56).