El hueco en las vitrinas del Liceo para la Supercopa de España sigue vacío. Y eso que ayer estuvo a punto de conquistarla. Tras un partido muy igualado, la balanza acabó inclinándose hacia el lado del Barcelona, que se proclamó campeón con un 6-5 en el marcador.

El conjunto azulgrana repitió el guión del año pasado. Volvió a vencer a los coruñeses para levantar la Supercopa. En 2014 lo consiguió en Reus, ayer fue en Vic.

El Barça fue el primero en golpear, dispuesto a sentenciar lo antes posible. Pablo Álvarez tardó un minuto en inaugurar el marcador. Poco le duró la alegría al conjunto que dirige Ricard Muñoz. Jordi Bargalló hizo el empate desde el punto de penalti, aunque le contestó al instante Marc Gual.

Cinco minutos y cuatro goles. Un inicio de partido loco que parecía un auténtico correcalles. Se calmó la cosa a medida que se consumía el tiempo y cada equipo intentó marcar su ritmo. Así le fue mejor al equipo azulgrana, que se adelantó otra vez gracias al acierto de Gual en una falta directa. El Liceo tampoco quería quedarse atrás y al volver de los vestuarios tras el tiempo de descanso puso el 3-3 en el marcador. Fue el pequeño de los Bargalló, Pau, el autor del tanto. Recogió la bola en el aire y la metió por la escuadra.

Este segundo tiempo fue un festival de goles. A Gual se unió Eduard Lamas. Al exliceísta no le tembló el pulso para estrellar la bola en las redes que protege Xavi Malián, al que conoce muy bien. Después, el coruñés asistió a Pablo Álvarez para poner tierra de por medio (5-3).

Pero la respuesta del Liceo fue inmediata. Carlos Gil avisó en la previa que solo contaría con David Torres si era estrictamente necesario, ya que el herculino arrastra unas molestias en el aductor y no quería forzarlo. Sin embargo, el argentino fue a por todas convencido de poder conquistar la Supercopa y llamó a Dava para que entrase en pista. La situación lo requería. Hizo un auténtico partidazo, haciendo olvidar a todos que llevaba unos días apartado. Primero asistió a Toni Pérez y después, desde el punto de penalti, colocó el 5-5.

Solo diez minutos y todo por decidir. El Liceo tuvo la oportunidad de sentenciar desde el punto de penalti. Jordi Bargalló iba a chutar cuando Sergi Fernández se movió en la dos ocasiones y vio la azul. En su lugar entró Egurrola, que detuvo el lanzamiento de Dava Torres.

Una vez finalizado el power play, el Barcelona aprovechó un despiste de los coruñeses y Pablo Álvarez batió a Malián a solo tres minutos del final. No hubo más cambios en el marcador y el conjunto catalán se proclamó campeón.