No hay más magia que la del Maxia. El club coruñés de patinaje artístico tiene a España y parte de Europa y del mundo bajo sus encantos con unos resultados de ensueño: cuatro podios nacionales y tres continentales, a lo que se suma la decimotercera plaza de su patinadora franquicia en el Mundial absoluto. Aida Vieites, subcampeona de España sénior, solo es la punta de lanza de un equipo que es mucho más. Por detrás vienen Lucía Fernández, oro nacional y europeo alevín; Manuela Vila, plata y oro infantil y Lucas Yáñez, con dos platas en alevín. Un póquer de campeones.

"Es impresionante", afirma Rosa García, entrenadora del equipo. No puede estar más orgullosa de sus chicos: "De todos puedo decir que son disciplinados y trabajadores. Después cada uno tiene sus propias cualidades y virtudes". De Lucía Fernández destaca la madurez pese a que tan solo tiene 11 años. "Sabe lo que quiere perfectamente y se sacrifica por ello", dice. "Manuela (12 años), tres cuartos de lo mismo, pero tiene otras armas. Mientras Lucía tiene mucha agresividad, ella es más elegante", analiza. "Lucas (11) es un niño con muchísimas cualidades, pero tengo que estar más encima de él", continúa. "Y Aida lo tiene todo. Reúne todas las condiciones y además la experiencia de sus 28 años", concluye.

Sin duda, ella es el presente y el referente de las nuevas generaciones. En 2014 fue quinta en el Mundial y en el Europeo y este tuvo que conformarse con la decimotercera plaza mundial. "Fallé en el programa largo y no fui capaz de mantener la concentración. Me queda esa espina, pero el año que viene trabajaremos más para quitármela", dice la cambresa, que fue también plata en el Nacional. Es el espejo en el que se miran el resto. Como Manuela Vila, plata en el Campeonato de España infantil en el que dio una lección con una remontada increíble; Lucía Fernández, que viene de proclamarse campeona alevín con una exhibición ya que fue la patinadora con más puntuación de todas las categorías con un nueve unánime; y Lucas Yáñez, el mejor en el programa largo alevín. Un talento que no ha escapado a los ojeadores de la Federación Española, que creen que el futuro es de ellos.

Se sacrifican por su deporte y entrenan en el Palacio de los Deportes de Riazor de dos a cuatro horas todos los días. Pero una parte de sus éxitos también corresponde a Rosa García. Hablar de patinaje artístico en A Coruña es casi imposible sin citarla a ella. Lleva 35 años en el mundillo, 27 de ellos como entrenadora. "De tres a diez de la noche pienso en patinaje", reconoce. "Y a veces también por la mañana. ¡Incluso en sueños!", bromea. "Estamos contentos. Se nos está reconocimiento lo mucho que trabajamos. Son muchas horas y poco dinero". Una historia que suena a muchos otros campeones de deportes minoritarios. Contra eso no hay magia que valga.