El Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) ha desestimado el recurso presentado por el italiano Valentino Rossi para que se suspendiera cautelarmente la decisión de la Dirección de Carrera del Gran Premio de Malasia. Rossi fue sancionado con tres puntos de penalización en su carné tras considerar los jueces que el piloto italiano había provocado deliberadamente la caída de Marc Márquez.

Esos tres puntos de castigo, unidos al punto que Rossi arrastraba desde San Marino por "conducción temeraria", obligarán al italiano a salir desde la última plaza en la parrilla del circuito Ricardo Tormo de Cheste, donde el domingo se dilucidará el título de MotoGP.

Rossi encara la última prueba del Mundial con siete puntos de ventaja sobre Lorenzo (312 por 305), por lo que para lograr el que sería su décimo título mundial necesita ser segundo si el español vence la carrera. Si Lorenzo acaba segundo, Rossi necesita ser tercero; si el español es tercero, el italiano precisa ser sexto; si el balear es cuarto el transalpino debe acabar noveno; y si Lorenzo es quinto, Rossi precisa ser undécimo, y si Lorenzo es sexto, séptimo, octavo o noveno tiene que acabar como mucho seis plazas por detrás de él. En el caso de empate a puntos el ganador del título sería el español por mayor número de victorias esta temporada (seis frente a cuatro).

"Empezar el último va a hacer que las cosas sean especialmente difíciles. Pero ya veremos qué pasa", señaló ayer Rossi en rueda de prensa en el propio circuito valenciano, en la que reclamó "un comportamiento normal del resto de pilotos durante la carrera. Espero que nadie ponga obstáculos para recuperar posiciones".

Sobre sus cuentas, Valentino Rossi explicó que "es muy difícil empezar a calibrar ya las posibilidades, no sé las opciones que tengo, solo quiero hacerlo lo mejor posible". "En motos es difícil preparar una estrategia, hay que trabajar en los entrenamientos y tener buen ritmo, la carrera es larga y si empiezas el último corres muchos más riesgos, trataré de recuperar posiciones y eso entraña riesgos pero necesito saber cuál es mi potencial y tratar de avanzar posiciones y recuperar puestos en la carrera del domingo", comentó el italiano de Yamaha.

Por su parte, Jorge Lorenzo señaló respecto a la decisiva carrera del fin de semana que "la gente sabe que tengo un estilo de pilotar que varía muy poco, por lo que no voy a cambiar porque Rossi salga último. Intentaré dar lo máximo desde la salida hasta la última vuelta, y durante la carrera veremos cómo van las cosas y decidiremos en base a ello la estrategia a seguir".

En cuanto a la decisión del TAS de no conceder la suspensión cautelar de la sanción a Rossi, explicó: "La decisión hay que respetarla igual que si hubiese sido negativa, estuviese de acuerdo o no. Llegando al circuito ya tenía en la cabeza que no iba a hablar de lo que ha pasado en el pasado, sino más bien de lo que puede suceder en el futuro en la pista".

Mientras, Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V), protagonista por distintos motivos desde el pasado Gran Premio de Malasia de MotoGP, reconoció en el circuito de Cheste, en Valencia, que "ésta ha sido una de las semanas más difíciles de mi vida".

"Sinceramente ha sido una de las semanas más difíciles de mi vida y eso que después de Malasia intenté olvidarme de todo aquello y no ha sido posible porque como todo el mundo sabe ha sido complicado por todo un poco, ahora estoy con mi segunda familia y eso me ha ayudado muchísimo", manifestó el doble campeón del mundo de MotoGP de 2013 y 2014.

Declarado de alto riesgo

Hoy tendrán lugar las dos primeras sesiones de entrenamientos libres de las tres categorías, de 9 a 15.30 horas; mañana será la sesión de clasificación (12.35 horas); y el domingo la carrera de MotoGP se disputará a partir de las 14.00 horas.

Además, la Comisión Antiviolencia ha declarado "de alto riesgo" el Gran Premio de la Comunidad Valenciana, última cita de la temporada y donde se resolverá el campeonato de MotoGP entre el italiano Valentino Rossi y el español Jorge Lorenzo, compañeros en el equipo Yamaha, y que llega rodeada de polémica.

De la seguridad se harán cargo alrededor de 1.200 agentes de la Guardia Civil, de los grupos de Seguridad Ciudadana, Tráfico Aéreo, desactivación de explosivos, escuadrón de caballería, Policía Judicial, asistencia canina y reconocimiento del subsuelo.