Fernando Iglesias Figueroa, presidente del Comité Técnico Galego de Árbitros, presentó ayer su dimisión durante la reunión de la junta directiva de la Federación Galega de Fútbol, que preside Rafael Louzán. La marcha del dirigente vigués era la única solución que había para solucionar el cisma que provocó en el arbitraje gallego desde su nombramiento, en febrero pasado, y que causó la declaración de una huelga por parte de los colegiados de las delegaciones del norte de Galicia -A Coruña, Santiago, Ferrol y Lugo-. La dimisión del dirigente arbitral posibilita que el próximo fin de semana se puedan desarrollar las competiciones con total normalidad, ya que se espera que los colegiados desconvoquen el paro.

Iglesias Figueroa había decidido partir de cero y limpiar todas las delegaciones para colocar a gente de su confianza. De esta manera desde su llegada a la presidencia, por una decisión directa de Rafa Louzán, fue cambiando a la mayoría de los delegados arbitrales, excepto en Santiago, que fue donde se desató la crisis. En la capital gallega había decidido mantener a Carlos Otero, pero esta semana, con la temporada ya en marcha, optó por relevarlo de su puesto, pero se encontró con la oposición de los árbitros, que mostraron su total apoyo a su representante y se declararon en huelga. Ayer, Otero fue restituido en su cargo como delegado en Santiago tras diversas reuniones con el propio Louzán.

La reunión del ya expresidente del Comité Técnico Galego de Árbitros con los árbitros de Santiago fue de tal crudeza que estuvo a punto de llegar a las manos. Fue cuando surgieron las amenazas que, según uno de los colegiados presentes, desencadenaron en la convocatoria de huelga del pasado fin de semana y que el pasado lunes decidieron apoyar las delegaciones de A Coruña, Ferrol y Lugo. Tras la marcha de Iglesias, los árbitros de estas delegaciones -a última hora de la noche seguía la reunión de la junta directiva de la Federación en Santiago- tiene previsto desconvocar la convocatoria, de tal forma que la competición en categoría territorial no verá alterada su normalidad.

La llegada de Iglesias Figueroa al frente de los árbitros gallegos no fue bien recibida desde el principio, ya que un número importante había decidido apoyar al ourensano Bernardino González Vázquez -exárbitro de Primera División-, pero como la potestad del presidente le permite designar directamente al máximo dirigente de los árbitros, Rafael Louzán optó por nombrar directamente a Fernando Iglesias, con el que tenía ya relación anterior.

El autoritarismo de Iglesias Figueroa provocó que en A Coruña se marchasen por la puerta de atrás históricos dirigentes del colectivo arbitral, que incluso llegaron a rechazar un homenaje que intentaron brindarle los colegiados después de más de tres décadas de servicio. Incluso la llegada de Rafael Louzán a la presidencia de la Federación Galega de Fútbol provocó importantes modificaciones en el funcionamiento interno del colectivo, ya que ahora es el propio presidente, Louzán, el que controla todos los movimientos económicos, cuando antes de su llegada era el presidente del colectivo arbitral el responsable de manejar el dinero que gestionaban los propios colegiados.

"Son muchas cosas las que han cambiado en muy poco tiempo y todas relegando a los árbitros a un segundo plano", comentó ayer uno de los integrantes del colectivo en A Coruña antes de que se hiciese oficial la marcha de Iglesias Figueroa, algo que era "imprescindible" para el bien del arbitraje gallego, explicaba. Con la dimisión de Figueroa, los clubs esperan que el fin de semana las competiciones se desarrollen con normalidad.