Jorge Lorenzo Guerrero, el mejor piloto español de la historia y el que conquistó más títulos en la categoría reina del motociclismo es como el símbolo que se ha convertido en su imagen: el ángel y el demonio. Y es que ese prodigio que desde su infancia sabía que algún día sería campeón del mundo de motociclismo es una pura dualidad en sí mismo, un yin y un yan, un polo positivo y otro negativo.

Hace algo más de dos décadas, los circuitos de karting de la Mallorca veían cómo una curiosa pareja pasaba horas y horas dando vuelta tras vuelta con unas pequeñas motos. Un padre, duro y entregado, y un hijo atento y que con el tiempo se haría aún más duro, dedicaban su completa existencia al único propósito de crear la más perfecta máquina de ganar carreras que el motociclismo español iba a conocer.

Pronto empezaría a destacar el joven e irreverente Jorge Lorenzo. La copa Aprilia veía con asombro cómo un pequeño talento de apenas diez años de edad proveniente de una isla en el Mediterráneo pilotaba con un desparpajo que despertaba admiración allá por donde iba. En 1998 el pequeño Jorge Lorenzo ganaba la Copa Arpilia en 50 cc. Un año después, con una moto de 125 cc, desde la que subido no tocaba ni el suelo, gana la categoría superior de la misma competición. Tenía 11 años y a tan pronta edad había nacido el mito Lorenzo.

Tras pasar con más o menos fortuna por los campeonatos de España y de Europa, en 2002 desembarca en el Mundial de 125 cc. Con 15 años, edad legal mínima para poder competir en el Mundial, Lorenzo iniciaba su prometedora carrera disputando el Gran Premio de España en el circuito de Jerez. Su primera prueba mundialista terminó con un meritorio 22º puesto. El resto fue una carrera tan meteórica como sorprendente. Cuatro victorias, nueve podios, tres poles y tres vueltas rápidas ponían en el punto de mira de muchos equipos a ese joven e irreverente mallorquín que pilotaba como los ángeles y que era rápido como un demonio.

En 2005 y tras haberse bregado en 125 cc con algunos de los mejores pilotos de los últimos años -Dani Pedrosa y Casey Stoner entre otros- da el salto a la categoría de 250 cc. El año de su debut en la nueva clase ya conseguiría hacer poles, podios y vueltas rápidas. Pero la primera victoria no llegó hasta el año siguiente. Fue en el GP de España de 2006, donde un exultante Jorge Lorenzo conseguía su primer triunfo en una categoría que le daría sus dos primeros mundiales, ese mismo año y en 2007.

En 2008 da el salto a MotoGP, y precisamente al equipo del más grande, el de Valentino Rossi. Lin Jarvis, responsable de la estructura oficial de Yamaha había visto en Lorenzo un talento que iba más allá del que podían tener el resto de pilotos. "Tenemos al presente y al futuro del motociclismo", dijo el máximo responsable del equipo.

Pero pocos se esperaban que sería precisamente Jorge Lorenzo quien le mostraría la puerta de salida al que era considerado el mejor piloto de la historia. Tras dos años sorprendentes, en 2010 el mallorquín conseguía destronar al más grande y ganar su primer título mundial en la categoría reina. El subcampeonato de 2011 fue seguido por un nuevo título mundial, el de 2012, y significaba el inicio de una leyenda deportiva ya que había conseguido vencer con sus propias armas a Valentino Rossi, mostrando al mundo que aquel niño que daba vueltas en los circuitos de kart de una isla del Mediterráneo iba camino de convertirse en leyenda viva del motociclismo mundial.