El presidente de la Federación Gallega, Rafael Louzán, corre de norte a sur apagando fuegos, situado entre las dos trincheras del arbitraje gallego. El miércoles aceptó la dimisión de Fernando Iglesias y la readmisión de Carlos Otero para que en las demarcaciones santiaguesa, coruñesa, lucense y ferrolana levantasen la huelga. Pero Iglesias era muy popular en el sur. Y ahora es la delegación de Vigo, la mayor de Galicia, la que amenaza con la huelga como protesta porque ese mismo instrumento de presión haya surtido efecto. Al cierre de esta edición se procedía a una votación al respecto.