Cuánto más cerca está el Leyma Básquet Coruña de la victoria, más nervios hay en la pista. Los partidos que se le han escapado albergan en las mentes de los jugadores naranjas, que ayer volvieron a regalar el partido, esta vez al Peñas Huesca (72-76). El momento de bajón herculino suele llegar en el tercer cuarto. Ayer aguantó pero en los últimos diez minutos perdió confianza y algunos balones que animaron a los visitantes para llevarse el triunfo.

La historia no empezó mal: Una canasta de Abia y un triple de Stelzer, más los tiros libres fallados por Huskic. Cierto es que el conjunto herculino tuvo algunas perdidas absurdas y Burjanadze no tenía su día, pero los avances de Castro y el regreso de Zyle reforzaron al grupo. El Leyma sigue mejorando en el rebote y ayer capturó 33, ocho más que su rival.

Sin embargo, contra el Huesca falló en los lanzamientos exteriores. Solo fue capaz de anotar cinco triples, cuatro de Stelzer y otro del ala pívot georgiano. Pese a todo, se puso por delante en el marcador con la intención de no abandonar esa posición de privilegio. Un parcial de 14-2 permitió que los coruñeses aumentasen su confianza. Se gustaban sobre la pintura. Sobre todo Olmos. Fue el hombre del partido con 23 puntos de valoración.

Los pupilos de Joaquín Costa no se dejaron arrollar. Díaz, Maldunas y Costa se cargaron el equipo a sus espaldas y pusieron un 39-33 al descanso que dejaba todo abierto.

Llegó el fatídico tercer cuarto que ha mermado a los herculinos en las últimas jornadas. Ayer no. El equipo de Tito Díaz aguantó, se aprovechó de algunos despistes de los visitantes y empezó a creer que la segunda victoria del curso era posible. Cuando empezaron a consumirse los últimos diez minutos, casi la tenía agarrada. Ganaba de 14 puntos (55-42) y de repente se quedó en blanco. En un minuto y medio, el Huesca hizo un parcial de 8-0 y Díaz puso las tablas por primera vez en todo el partido (58-58). Los fantasmas volvieron a aparecer y las imprecisiones condenaron al Básquet Coruña. Burjanadze apareció para anotar desde la línea de 6.75 y dar el toque de esperanza a sus compañeros, pero de poco o nada sirvió. Las faltas que cometía el Leyma solo favorecían a los de Huesca, que no fallaron ningún tiro libre en la recta final. Castro se la jugó desde el medio del campo pero la séptima derrota era ya una hecho.