Hubo un tiempo, no muy lejano, en que las previas de los clásicos eran lo más parecido a una guerra psicológica. Sobre todo en la época de Mourinho, el partido se planificaba tanto en los despachos deportivos como en el departamento de comunicación. Ahora, aunque siempre hay excusas para el conflicto y la polémica, en el centro de todo está el fútbol. En este caso, el mejor. El debate se centra en las alineaciones de los dos equipos, en saber si Rafa Benítez dará rienda suelta a su equipo o si Luis Enrique envidará con Messi desde el principio. Puro fútbol, por más que en el exterior abunde el ruido, ya sea por la alarma terrorista o por la situación política. En cualquier caso, un espectáculo con repercusión mundial, como lo acreditan estas cifras: el Madrid-Barça lo verán 600 millones de telespectadores de 170 países.

Después de unos meses de penuria, por parte y parte, Benítez y Luis Enrique están en disposición de presentar esta tarde a sus onces de gala. Pero la abundancia llega acompañada por las dudas. Por ejemplo, en el lateral derecho blanco parten con opciones Danilo y Carvajal. Y, sobre todo, la alineación de Benzema condiciona totalmente el planteamiento madridista. Con el francés de vuelta y la BBC de nuevo en funcionamiento, Benítez tiene hasta seis alternativa para formar un centro del campo de tres: Kroos, Modric, James, Isco, Casemiro y Kovacic. Sin Benzema se barrunta un Madrid más equilibrado.

La escasez de efectivos permitió al entrenador hacer lo que le pide el cuerpo durante los dos últimos meses: Casemiro y dos o tres más en la medular. Pero en un clásico, jugando en el Bernabéu y con tres puntos de desventaja chirriaría un banquillo con Isco y James, por ejemplo. La última referencia, el 3-1 de la pasada temporada, da la razón a los que proponen un paso adelante. Aquel día Ancelotti, aprovechando la lesión de Bale, alineó a Kroos, Modric, Isco y James. El Madrid ganó y convenció.

Ese clásico también nos da pistas sobre el dilema que tendrá que resolver Luis Enrique: Messi de inicio o en la última media hora. Hace trece meses, el 25 de octubre de 2014, hubo un debate parecido sobre Luis Suárez, que estaba en condiciones de reaparecer tras cumplir una sanción que le había impedido jugar un partido oficial durante cuatro meses. El uruguayo salió de inicio y la decisión más sorprendente del técnico fue relegar al banquillo a Jordi Alba para situar en el lateral izquierdo a Mathieu.

Con Messi, después de dos meses de parón, hay sensaciones contradictorias. Sus compañeros le han visto bien en últimos entrenamientos, pero desde Argentina el médico de la selección ha advertido de los riesgos de la reaparición. Luis Enrique ayer se quedó a mitad de camino: Messi está bien, pero no al cien por ciento. Así que la incógnita es si el diez sale de inicio o espera al segundo tiempo, como en el Vicente Calderón. En todo caso, el Barça llega sin urgencias gracias al paso adelante de Neymar y Luis Suárez en ausencia de Messi.

Los dos entrenadores han coincidido en desdramatizar el partido. "Pase lo que pase, no será decisivo", declaró Luis Enrique, que salió tocado hace un año del Bernabéu y después acabó la temporada con un triplete. Ahora llega más apurado Benítez, al que el 3-1 del Sánchez Pizjuán ha dejado sin el colchón de los buenos números que presentaba su equipo. "Me juego, como todo el madridismo, tres puntos importantísimos para estar peleando por la Liga hasta el final".