El Barcelona resolvió sin ningún tipo de problemas su compromiso contra el Roma, al que goleó con comodidad, y obtuvo el premio que buscaba, entrar primero de grupo en los octavos de final, aunque aún le queda por disputar un partido, frente al Bayer Leverkusen, totalmente irrelevante.

Fácil partido para un Barcelona que ya desde el arranque se encontró a un rival que, si bien su técnico había dicho en la previa que no saldría derrotado, lo pareció por cómo afrontó el encuentro.

Con una defensa muy adelanta y con las líneas juntas, el Roma pretendió reducir espacios pero sin contar que los balones al espacio iban a ser letales.

Además, el Barcelona se encontró con todas las comodidades para fabricar jugadas sin que el rival le sometiese a una presión asfixiante. Así, sólo tuvo que esperar a que algún balón largo lo atrapase alguno de los miembros del tridente para poner en marcha el marcador.

La comodidad con la que jugó el Barcelona le llevó a tener claras opciones de marcar desde el principio. Solo era cuestión de tiempo para ver el primer gol, que llegó al cuarto de hora, cuando Neymar rompió la defensa suicida del Roma, envió en profundidad a Alves, quien habilitó a Suárez para que éste sólo tuviese que empujar el balón a la red.

El Barça remató al rival en el minuto 18, cuando, en una pared entre Suárez y Messi, el argentino picó el balón por encima del meta polaco para convertir el segundo.

Sin noticias del Roma en ataque ni en la creación, y menos aún en el robo y presión al Barça, el equipo azulgrana siguió a la suya, moviendo el balón, intentando romper en diagonal, en contragolpes o con esféricos colgados frente a una defensa rival que estaba jugando a la ruleta rusa ante un equipo en racha.

El Roma sacó algo de coraje, pero sin ninguna convicción, hasta que en una jugada de Neymar el recién ingresado Uçan le hizo penalti. El brasileño falló y en el rechace de Szczesny Adriano marcó.

Dzeko también pudo haber marcado de penalti en el 37 de la segunda parte cuando Vermaelen le hizo falta en el área grande. Ter Stegen, igual que Szczesny minutos antes, adivinó el disparo y evitó el gol del honor del equipo romano, que sí que llegó en el último minuto.