Marta Brañas quiere hacer historia el viernes y ante la catalana Maribel de Sousa convertirse en la primera campeona de España profesional de boxeo femenino en una velada que se celebrará en el Frontón de Riazor (22.30 horas). Pero el primer paso de este largo camino lo dio ya hace varios meses, cuando la Potrilla de Arteixo decidió dar el salto y convertirse en profesional. En aquel momento sabía que su vida daría un gran giro, pero no se imaginaba que tanto. Vivía en Madrid y estaba concentrada con la selección española de boxeo, con la que aspiraba disputar algún día los Juegos Olímpicos. Pero cada vez veía más imposible ese sueño y decidió luchar por otro, el de ser campeona del mundo. Regresó a A Coruña, recuperó su puesto en el Cuartel General de la Fuerza Logística y se matriculó en Enfermería. Una triple faceta con la que convive con éxito día a día.

El cambio a profesional, por tanto, no significó para ella pasar a vivir del deporte que practica. "En cualquier deporte minoritario los que pueden dedicarse en exclusiva a él son unos privilegiados. Son muy pocos y menos en el caso del deporte femenino", se lamenta. "Los comienzos siempre son los más duros porque no te apoya nadie, pero luchamos día a día por lograr el reconocimiento", argumenta. No lo tiene fácil y se esfuerza mucho para sacar adelante una rutina diaria que empieza a las seis de la madrugada y que termina dieciséis horas después, con dos sesiones de entrenamiento (física por la mañana, técnica por la tarde en el gimnasio con Chano Planas), y paso por el trabajo (de siete de la mañana a cuatro de la tarde) y por la universidad (de 16.00 a 19.00 horas) incluidos.

Los cambios afectaron a muchas facetas de su vida. "Ahora me he centrado más en lo deportivo. También estaba centrada antes, porque estaba en la selección en Madrid. Pero ahora me exige más la parte deportiva porque los entrenamientos son diferentes y más duros porque en amateurs son cuatro asaltos y en profesional ocho, diez en un Mundial, que es mi objetivo a largo plazo", comenta. "Al dejar la selección cambió mi vida porque me vine de Madrid a A Coruña. Y allí compaginaba el trabajo en el Ejército con el deporte y aquí sigo siendo militar, entreno más y también estudio", dice en referencia a su matriculación en la carrera de Enfermería.

Su paso por Estados Unidos y México, más que cambiarla, le "abrieron la mente". "Viajar siempre te abre la mente y te ayuda a conocer nuevas culturas. Al estar allí aprendí técnicas, otro tipo de entrenamientos y una cultura diferente de boxeo. "Nadie cambia un mes", explica su entrenador y descubridor, Chano Planas, una de las personas que mejor le conoce. "El cambio fue de actitud", revela. "En amateur Marta tenía techo porque aunque luchaba por ir a los Juegos, la selección no estaba funcionando bien. Optó por cambiar su vida, pasarse a profesional y eso le dio un plus de mentalidad. Ahora es más ambiciosa y agresiva y eso ha hecho que la adaptación a lo nuevo haya sido muy rápida. Como se suele decir en el argot deportivo, rompió", concluye orgulloso.