El Villarreal no pudo acabar como líder de su grupo tras empatar a tres goles ante el Viktoria Plzen, y ganar el Rapid en Viena ante el Dinamo de Minsk, lo que permite al equipo austríaco acabar como primero.

Los jugadores de Marcelino dependían de sí mismo para ser líderes y tener un cruce en teoría más benévolo en los dieciseisavos de final, pero fue incapaz de derrotar a un rival que no se jugaba nada en el envite y que ofreció una gran imagen.

Afrontó el equipo español los primeros minutos del partido con un juego tan denso como la niebla que cayó sobre el Doosan Arena, ante un rival más intenso, que además se vio favorecido por un riguroso penalti, por manos de Jokic, que le permitió adelantarse muy pronto en el marcador.

El Viktoria, tras el tanto, jugó muy cómodo, con buenas aproximaciones al área de Barbosa. Mientras, la línea de creación del Villarreal estaba desaparecida y la aportación ofensiva de los castellonenses se limitó a un par de jugadas de estrategia rematadas sin excesivo peligro por parte del internacional Bruno Soriano.

A la media hora de juego, comenzó a entonarse el equipo de Marcelino. Soldado dio un primer aviso, tras un remate de volea, y minutos después, el ariete prolongó de cabeza un balón para que Bakambu superara primero al central checo y luego al meta para firmar el empate poco antes del descanso.

Tras el paso por los vestuarios, el partido se reanudó con un ritmo mucho más dinámico por parte de ambos conjuntos, con idas y venidas de una a otra área.

El Villarreal pudo sacar provecho y se adelantó, pero de nuevo se vio por debajo en el marcador en el último minuto, hasta que Bruno estableció otra vez las tablas ya en el tiempo añadido.