Una muy buena primera parte le permitió al Liceo arrinconar al Oliveirense y lograr una victoria (5-3) para acumular nueve puntos, los mismos que el conjunto portugués. Pudo sentenciar mucho antes e incluso pasó por apuros en los últimos minutos, pero cerró el partido con final feliz.

El arranque fue apoteósico. Solo un minuto de juego y Jordi Bargalló asistió a su hermano Pau para inaugurar el marcador. El pequeño de la familia picó la bola y sorprendió a un Xevi Puigbí que dos minutos más tarde volvió a ver como la bola tocaba su red. Otra vez Pau. Está en su mejor momento y a cada partido que pasa, su confianza aumenta. Se repitió la conexión Bargalló y el Liceo ya mandaba. No se descansó y siguió apretando, hasta que Jordi hizo el tercero. Fue asistido por un pícaro Josep Lamas que apareció por detrás de la portería para que su compañero solo tuviese que empujar la bola.

El Oliveirense, abrumado, intentó sobreponerse. Entró Martín Montivero y la historia cambió. Actuó de revulsivo. Patinó unos segundos y ya chutó desde lejos para recortar distancias (3-1). Pau Bargalló no dejó que los lusos se confiasen y tras una jugada individual impresionante, se plantó delante del portero y la picó de nuevo para hacer el 4-1. Puro espectáculo. En la segunda parte cambió el guión. Pau erró la falta directa tras la azul que vio Carlos López, pero Albert Casanovas sí acertó un penalti poco después. El argentino volvió a ser expulsado y Lamas no perdonó (5-2). Montivero tuvo en su stick la oportunidad de modificar el luminoso, pero Malián le detuvo hasta que se coló un disparo lejano y algo absurdo. El Oliveirense apretó y Ricardo Barreiros busco un gol que nunca llegó.