Todo súper héroe tiene su criptonita y la del Liceo fue ayer Elagi Deitg y el Igualada. Porque los verdiblancos, que venían lanzados tanto en resultados como en juego, se vieron frenados en seco por el conjunto que entrena Ferrán López. Su táctica, cerrarse en defensa y aprovechar sus oportunidades en ataque, fue más que efectiva. Algo que parece muy fácil pero que rara vez funciona. Porque los coruñeses suelen encontrar el camino del gol. No lo hicieron ayer con la misma fluidez que en jornadas anteriores y dijeron adiós por adelantado a sus posibilidades de encaramarse al liderato de la OK Liga y cerrar 2015 como primeros clasificados. Ya no importó el resultado del Vic-Barcelona, que terminó con triunfo culé, porque el Liceo no hizo sus deberes.

El Igualada sí. Llegó al Palacio con el rival bien estudiado. Sabía que el Liceo, con espacios para jugar, es casi imparable. Por eso tapó todos los huecos. Los jugadores variaron la defensa en cuadrado, muy juntas las dos líneas de dos, y de 3-1, con tres en el perímetro y otro delante del portero. El resto lo hizo Elagi Deitg, tocado por una varita. Con este esquema, la primera parte terminó con empate a cero. Las ocasiones eran verdiblancas, pero el Igualada ya avisaba de que tenía mucho peligro a la contra. Por otra parte, no se complicaba. A la mínima señal de que perdía la bola, se replegaba para no dar opción a que los Bargalló y compañía pudieran correr y encontrar su ritmo.

Los disparos lejanos no daban resultado. Tampoco los segundos remates. Con este panorama, Toni Pérez era el indicado para salir al rescate. El asturiano se mueve como pez en el agua dentro del área. Una bola que cayó muerta tras un rechace le sirvió para abrir el marcador. No fue fácil porque tuvo que moverse entre una marea de sticks, brazos y piernas rivales. El 1-0 parecía que actuaría de desatascador, pero el Igualada golpeó a los escasos segundos por medio de Roger Bars. Vuelta a empezar. Y más cuesta arriba se le ponía al Liceo el objetivo de ser líder cuando Molas adelantaba a los suyos. Los locales se estrellaban una y otra vez y veían además como el rival tenía ocasiones claras como la falta directa que Malián paró a Molas. Con lo que no pudo el portero fue con el potente disparo de Sergi Pla. Ya con el 1-3 el asedio fue total. Solo la genialidad de Josep Lamas pudo con la muralla igualadina (2-3). Con ocho minutos por delante, los coruñeses lo intentaron de todas las maneras. Con más corazón que cabeza y el Igualada resistió para confirmar la sorpresa.