Cuando Juli Anguita marcó el 3-4 que daba la vuelta al marcador temporalmente en el González Laxe, Martín Payero se tomó su tiempo para volver a poner la bola en juego. Se acercó al círculo central cabizbajo, casi doblado por la mitad, con las manos apoyadas en las rodillas mientras dejaba que sus patines le guiasen casi por inercia. Lentamente, con un solo impulso. Quizás iba meditando cómo remontar un partido tan importante para el Cerceda. Era su estreno ante su afición tras su regreso de Angola -ya había jugado dos partidos, pero ambos fuera de casa- y sabía lo que se jugaba su equipo: salir del descenso por primera vez en la temporada en un momento clave, justo antes del parón navideño. El argentino asumió la responsabilidad primero con un chut y después al aprovechar el rechace de un penalti que él mismo había lanzado. Eran su tercer y cuarto gol de la mañana. Solo Pablo Togores se inmiscuyó en su recital. La mejor carta de presentación. Empezó el show de Martín Payero. Bienvenidos al espectáculo.

Su equipo le había echado de menos, aunque se defendió como pudo en el primer tramo del curso en el que firmó dos victorias y dos empates. Pero la figura del de San Juan va mucho más allá de sus dianas. Hay un líder sobre la pista. Un goleador que absorbe todo el juego, pero también la atención de las defensas. El Voltegrá lo sufrió en sus carnes. Y eso que al equipo catalán no le falta calidad. Una gran parte de ella, coruñesa. Ignacio Alabart dejó sello de su clase. Cada vez que levantaba la cabeza, había peligro en el área rojiblanca. Con ambos al frente empezó el duelo casi al ralentí para acabar a toda mecha. Porque la intensidad fue creciendo con el paso de los minutos. Al principio la puso el Cerceda. Marcó primero Payero y la defensa local impedía cualquier atisbo de reacción. El Voltregá empató casi por casualidad con un rechace que se encontró Vargas. Siguieron insistiendo los coruñeses. Tanto que antes del descanso tuvieron premio de la mano de Pablo Togores y otra vez del argentino con un gol marca de la casa. Se fue de tres defensas y delante del portero, la metió por la escuadra del primer palo (3-1).

La ventaja y el segundo tiempo cambiaron a los equipos. El Cerceda atacaba con solo tres jugadores, con uno siempre atrás. Contragolpeaba con dos. El Voltregá aumentó la presión, subió las líneas y metió una marcha más. Fue ganando terreno y con ello llegaron los goles. Una cabalgada de Dani Rodríguez hizo el 3-2, un robo de Armengol el 3-3 y un despiste del Cerceda propició el 3-4 de Anguita. Empezaba a pesar también el cansancio. Juan Copa solo había hecho una rotación. Miró al banquillo y sacó a Adrián Candamio que dio frescura y permitió más descanso a Togores y Mantiñán. Payero dio alas con el 4-4 y Willy Domínguez hizo una parada decisiva al frenar una directa. El Voltregá achuchaba, el Cerceda buscaba la victoria y el partido estaba eléctrico. Escenario ideal para la épica que culminó el argentino incluso con suspense. Falló el penalti. Tuvo que repetir. Volvió a fallar. Pero el mano a mano del rechace no se le escapó. Los tres puntos se quedaron en casa. El mejor regalo porque el Cerceda sale del descenso y afrontará con mayor tranquilidad las vacaciones de Navidad.