Después de 50 años dedicados al atletismo, el matrimonio formado por Eduardo Pinedo y María Luisa Armesto vivió el pasado 31 de diciembre en la San Silvestre de A Coruña San Silvestre de A Coruñauno de los momentos más especiales de sus carreras al coincidir por primera vez en lo más alto del podio. Él, de 64 años, se impuso en la categoría masculina de veteranos D y ella, con 65, en la femenina. Su beso en el podio puso la guinda a la felicidad de la pareja que a la vez son entrenadora y pupilo en las filas del Club Atletismo Sada ."Fue muy especial cuando nos vimos ahí los dos. En el podio Eduardo empezó a llamarme para que fuera y al subir casi nos caemos y llevamos un buen trompazo. Pero fue muy emocionante, la mejor forma de acabar el año", reconoce María. "¿Cuándo se abre la inscripción para la siguiente?", bromea por su parte Eduardo.

No eran unos novatos en esto de las carreras. El atletismo los unió y medio siglo después sigue haciéndolo. Se conocieron en las pistas, donde ambos triunfaban. Eduardo se dedicaba con éxito a los 3.000 metros obstáculos. Incluso cuando tenía 17 años llegó a tener la mejor marca mundial del año para los chicos de su edad. Estaba becado en la Blume y formaba parte de la selección española. No se queda atrás en méritos María, aunque a ella las medallas le llegaron tarde porque no descubrió su verdadera pasión, el maratón y las carreras de larga distancia, hasta después de dar a luz a sus tres hijos -antes se dedicaba a los 800 y 1.500 metros-. Fue entonces cuando se proclamó campeona de España de su categoría tanto de medio maratón como de diez kilómetros en asfalto, distancia que también le dio la satisfacción de un bronce en el Campeonato de Europa.

A pesar de todos sus éxitos, nunca antes habían triunfado a la vez. "Coincidía que cuando uno estaba en su mejor momento, el otro estaba más de bajón", explica el marido. "No pensaba que pudiéramos conseguirlo porque los dos estábamos con algunos problemas", aporta la mujer. Eduardo, sin embargo, reconoce que desde la salida salió dispuesto a ir a por el podio: "Me encontré cada vez mejor y fui dándole caña. La sorpresa fue cuando supe que a ella le había pasado exactamente lo mismo". Él ganó con absoluta claridad con un tiempo de 30 minutos y 14 segundos, un ritmo de cuatro minutos el kilómetro y con tres de ventaja sobre el segundo clasificado. Ella paró el cronómetro en 38.56 -cinco minutos el kilómetro- para imponerse a Pilar Marquiz (39.44).

Ahora incluso se marcan retos más ambiciosos. María, entrenadora de su marido y de un grupo de más de cien personas que se están iniciando en el atletismo en Sada, lo ve en plenas facultades. "Antes iba más a su bola, pero desde que está conmigo está cogiendo un gran estado de forma. Hemos hablado de que podemos atacar algún récord de España de la categoría de veteranos", vaticina. Eduardo no le quiere dar importancia: "Solo es un objetivo a corto plazo. Mi verdadera meta es vivir así, haciendo atletismo". Porque correr forma parte de sus vidas. "Vivimos así. Corremos para disfrutar y porque nos da una satisfacción enorme. Es agradable y da salud", continúa. Tanto que incluso María va al médico con pánico a que le restrinja las carreras: "Tengo problemas de artrosis y me daba miedo, pero todo lo contrario, me dijo que ni se me ocurriera dejarlo". También liaron a sus tres hijos, Raquel, Luis y Eduardo. Una familia atrapada en las redes del running con los padres como modelos a seguir.