El Liceo sufrió, pero con un gran juego de ataque ganó a un pegajoso Vendrell por 7-6, victoria que le sirve para seguir a tres puntos del Barcelona, que ganó al Reus, y a uno del Vic, que se impuso al Shum, a falta de una jornada para el término de la primera vuelta. La OK Liga se pone al rojo vivo y los verdiblancos mantienen su candidatura al título.

Miras volvía a Riazor y demostró que no ha perdido ni un ápice de su acierto en los penaltis. A los tres minutos de juego sacó la pala y para dentro (0-1). Jordi Bargalló puso el remiendo (1-1), pero los catalanes continuaron a lo suyo. Bien en defensa, con Xus Fernández parándolo todo y resolutivos en ataque. Uno de los hombres más en forma de la competición, Eloi Mitjans, hizo fácil lo difícil para batir con absoluta maestría a Malián (1-2). El Liceo pudo empatar de penalti, pero Toni Pérez no tiró entre los tres palos. El 2-2 lo hizo un David Torres todo corazón. Antes del descanso Pau Bargalló la tuvo de directa sin acierto. Otra vez la bola parada.

No falló su hermano Jordi. Enrabietado, con la velocidad de un pura sangre y la fuerza de un león, cabalgó por la banda y lanzó un zarpazo cruzado, directo a la escuadra (3-2). Fue el chispazo que cambió por un momento la dinámica del partido. Lo refrendó David Torres al fusilar una asistencia en el segundo palo (4-2). Se veía que la bola iría dentro desde el mismo momento que abandonó el stick. Pero el Vendrell se mantuvo siempre ahí, si bien a base de individualidades. Como el trallazo de Francesc Gil para el el 4-3.

Después volvió a dar ventaja Josep Lamas, premio al juego combinativo coruñés (5-3), pero Jordi Ferrer y de nuevo el pequeño Gil, que fue más rápido que todos para llegar al rechace de una directa, dejaron todavía más frío al Palacio (5-5). Fue cuando surgió la figura del pichichi. Pau Bargalló, con la misma rabia que su hermano al principio del segundo tiempo, marcó dos goles que fueron decisivos (7-5), aunque Francesc Gil se empeñara con el 7-6 en mantener el suspense hasta el último segundo.