Melbourne Park reabre de lleno sus veintiséis pistas para poner en escena desde hoy el primer Grand Slam de la temporada, el Abierto de Australia, al que aspiran conquistar los principales tenistas del circuito aunque pocas veces ha contemplado con tanta evidencia a un favorito, el vigente campeón, el serbio Novak Djokovic.

El balcánico, actual número uno del mundo, encuentra en el torneo oceánico una competición adecuada a su antojo. Una pista, dura, en la que se desenvuelve como nadie y una nutrida experiencia como ganador. Djokovic afronta la edición del 2016 con cinco trofeos en su mochila. Es el tenista en activo con más éxitos en Australia. Uno menos, solo, que el local Roy Emerson.

El serbio, que debuta hoy contra el joven surcoreano Hyeon Chung, ha empezado el año con la misma autoridad con la que cerró el 2015. Ganó el torneo de Doha después de superar en la final a Rafael Nadal.

Nadie pone en cuestión la condición de gran favorito del jugador de Belgrado, que ha demostrado estar instalado un peldaño por encima del resto en el pasado ejercicio.

El suizo Roger Federer, que disputará su 65 grande seguido, y el británico Andy Murray están a la expectativa. Son siempre candidatos. También el helvético Stanislas Wawrinka, campeón en el 2014. Mientras Nadal irrumpe en el primer major del curso como una auténtica incógnita.

Las sensaciones de las primeras semanas del nuevo año mantienen aún distante al español del balcánico. Nadal solo fue capaz de apuntarse tres juegos (6-1 y 6-2) en el primer cara a cara de la temporada. En Doha. El español parece distanciado del nivel de Djokovic, con el que solo se encontraría en la final en Melburne.

Nadal, campeón en el 2009, también fue finalista en el 2012 -perdió con Djokovic- y en el 2014, cuando cayó ante Wawrinka e inició el calvario físico que le impidió rendir en condiciones en los últimos tiempos. "Lucharé este año por estar cerca de Djokovic. Es un tenista increíble y que no ha tenido lesiones. Eso hace que nunca haya perdido el ritmo de competición. Si tienes lesiones es más difícil recuperar la confianza. Djokovic juega a un nivel más alto que el resto y es difícil verle perder partidos", dijo Nadal, que se estrena mañana ante Fernando Verdasco.

Djokovic es superior al resto. Cerró el 2015 con solo seis partidos perdidos y el triunfo en tres de los cuatro Grand Slam del curso. Roland Garros es su asignatura aún pendiente. Es, precisamente, la conquista del Grand Slam -los cuatro grandes en un mismo año- el reto que afronta el jugador de Belgrado. Rod Laver, en 1969 fue el último en lograrlo. Nadie ha sido capaz después.

Ni siquiera Roger Federer, el hombre que más majors ha logrado en la historia y que al igual que Djokovic va a superar esta temporada la cifra de 100 millones de dólares en premios ganados a lo largo de su carrera, pudo completar el póquer de grandes éxitos en un mismo curso.

Es el helvético otro de los aspirantes acomodado a las condiciones de la competición. Federer presume de cuatro títulos y una final, la que perdió con Nadal en el 2009, pero no está en el cartel del último día desde el 2010. La edad ha condenado a Federer a un paulatino declive, aunque el talento de su muñeca es de las pocas cosas que actualmente son capaces de contrarrestar la fortaleza de Djokovic.

El británico Andy Murray es otro eterno aspirante. El escocés mantiene una cuenta pendiente con Melbourne. El segundo jugador del mundo, instalado en la otra parte del cuadro, la misma que Nadal, con el que coincidiría en unas eventuales semifinales, se ha quedado en puertas del triunfo en varias ocasiones. Murray disputó cuatro finales en los seis últimos años. No tiene el título. Federer, en una ocasión, y Djokovic en tres, se lo han impedido.

El título logrado hace dos años mantiene a Wawrinka entre los candidatos. A otra distancia. El suizo, ganador el pasado año de Roland Garros, fue capaz de superar a Djokovic. Pero en tierra. El carácter impredecible que acompaña al tenis de este helvético alimenta sus expectativas.

David Ferrer, octavo favorito, es otro de los jugadores a tener en cuenta. Puede que no para el triunfo final. Pero sí por su capacidad para ampliar su recorrido.