David Ferrer intentará alcanzar por tercera vez en su carrera las semifinales del Abierto de Australia, primer Grand Slam de la temporada, un reto que se presenta duro por tener que dejar en el camino al escocés Andy Murray, actual número dos del mundo.

Ferrer ya estuvo en las semifinales del primer grande en las ediciones de 2011 y 2013, pero no tuvo suerte en ninguna de ellas, con el británico cruzándose en su camino hace cinco años en un apretado partido decidido a cuatro sets (4-6, 7-6, 6-1, 7-6). El alicantino está entre los ocho mejores por decimoséptima ocasión en su carrera, con sólo seis triunfos.

El segundo cabeza de serie, por su parte, afronta sus sextos cuartos de final consecutivos en este escenario, con sólo una derrota en su haber, la de 2014 ante Roger Federer. En total, ha sido en cuatro ocasiones finalista de este evento.

Los dos también están firmando un torneo muy sólido. El tenista alicantino, que está comprobando la mejoría de un cambio de raqueta, todavía no ha perdido ningún set en sus cuatro anteriores partidos y ha mostrado mucha solidez en su saque en los dos últimos. Ser fiable al servicio ante uno de los mejores y más agresivos restadores del circuito será clave para tener opciones.

Murray, por su parte, sólo ha cedido una manga, en la tercera ronda ante el portugués João Sousa, aunque ha tenido que lidiar con otras situaciones difíciles como el colapso que sufrió Nigel Sears, su suegro y entrenador de Ana Ivanovic, durante el partido de la serbia, o el embarazo de su esposa Kim, que tiene previsto dar a luz en febrero al primer hijo de ambos, pero que en el caso de que se le adelantase, provocaría el abandono del escocés, como él mismo confirmó hace unos días.