Harry S. Stamper (interpretado por un fantástico Bruce Willis) admite en la película Armageddon que, a pesar de que lleva toda la vida dedicado a la perforación y todos le consideran el mejor perforador del mundo, todavía no domina del todo su oficio porque la perforación es algo más que una ciencia o una técnica, es un arte. Algunos llevamos viendo fútbol casi tanto tiempo como Harry perforando el suelo en busca de petróleo, pero todavía no dominamos este deporte que tiene algo de ciencia, mucho de técnica y muchísimo de arte. Los futboleros nunca recibiremos una llamada de la NASA para perforar un asteroide y colocar una bomba atómica que lo destruya antes de que choque con la Tierra, pero seguro que ni siquiera un duro perforador como Harry tendrá que enfrentarse nunca a los problemas futbolísticos que salpican cada jornada. A continuación, se plantean tres problemas que necesitarían la experiencia y habilidad de un perforador futbolístico de talla universal para evitar que colisionaran con el planeta fútbol. Necesitarían, no sé, un Mourinho, que es el Bruce Willis cutre del fútbol. Ahí van.

Problema 1. De acuerdo, los árbitros de fútbol no se parecen en nada al espeluznante asesino Anton Chigurh (Javier Bardem peinado por Satanás) de No es país para viejos que tira una moneda al aire y pide a su futura víctima que elija cara o cruz. Ni los árbitros son asesinos, ni se peinan como Anton Chigurh, ni dicen "tú decides, amigo" cuando lanza una moneda al aire ante las narices de los capitanes. Pero una cosa es no ser un asesino que pregunta al capitán del Athletic qué es lo más que ha perdido en un lanzamiento de moneda, y otra ser un árbitro que cuando termina el partido sólo se le ocurre persignarse. Lo hizo Gil Manzano tras los pitidos finales en el partido Athletic-Éibar. ¿Qué significa ese gesto ritual en un árbitro? ¿Agradeció Gil Manzano a Dios que el partido no terminara en una batalla campal o que se convirtiera en carne de Chiringuito de jugones por haberse comido con patatas tres penaltis y pitado cuatro fueras de juego que no lo eran? ¿Realizará entonces Gil Manzano un corte de mangas dirigido a Dios cuando arbitre mal un partido? ¿Pretenderá de esa manera Gil Manzano conjurar la presencia del mal acumulado en un partido de fútbol, expulsando así los demonios de las lesiones simuladas, los aspavientos desproporcionados, los insultos entre los jugadores, los cánticos insultantes que surgen como olas desde las gradas y los ecos de los insultos que nacen de los bares?

Problema 2. La peste de las segundas, terceras y cuartas equipaciones diseñadas por enemigos de la especie humana ni siquiera sirve para algo tan sencillo como no confundir las camisetas de los jugadores de un equipo con las del otro equipo. Sucedió en el partido Betis-Real Madrid. Para el espectador, veinte futbolistas vestidos con la misma camiseta corrían de acá para allá, mientras otros dos (los porteros) seguían el juego como podían desde sus porterías. Vamos a ver. ¿El Madrid no tiene una camiseta que no se confunda con la camiseta del Betis? ¿Nadie se dio cuenta de que las camisetas de los equipos tiene que diferenciarse tanto como los tigres y los leones (todos quieren ser los campeoooooones) que cantaba Torrebruno? Lo del estadio Benito Villamarín fue como si Francisco Marhuenda decidiera ir a provocar con su presencia y discurso en una asamblea de Podemos peinado con rastas y con un pañuelo palestino alrededor del cuello.

Problema 3. Koke, jugador del Atlético de Madrid, dice que el objetivo de su equipo es ser terceros. Claro, claro. ¿Firmaría ahora mismo Koke, o incluso Simeone, ser terceros en la Liga y subcampeones de Europa? ¿Lo firmarían los seguidores del Atlético de Madrid? No es lo mismo tener un décimo de lotería y firmar un tercer premio antes del que se celebre el sorteo que ser jugador o simpatizante del Atlético de Madrid y firmar un tercer puesto antes de que termine la Liga. Mil euros seguros en la lotería valen más que la posibilidad de ganar un millón tras el sorteo, pero asegurar un tercer puesto no es nada comparado con la posibilidad de luchar por un título. Así que basta ya de tonterías. ¡Ah! Y muchos ya estamos hartos de que los futbolistas y dirigentes del Granada, del Levante o incluso del Rayo Vallecano digan que sus equipos son "humildes". Por favor. Granada, Levante y Rayo Vallecano son equipos de la Primera División de la Liga española que, según dicen, es la mejor del mundo. La humildad juega en otras categorías.

¡Uf! Bruce Willis lo tenía más fácil en Armageddon.