Javier Fernández voló en Bratislava hacia su cuarto campeonato de Europa de patinaje artístico consecutivo tras completar un programa libre brillante, sin apenas rivales que opusieran resistencia al madrileño, que logró una medalla de oro histórica.

El patinador español consiguió una marca que nadie lograba desde 1973, cuando el checo Ondrej Nepela encadenó su cuarto título seguido. Un año después, en 1974, consiguió el quinto, un hito sólo superado por los ocho seguidos que sumó el austríaco Karl Schäfer entre 1929 y 1936.

Javier Fernández consiguió inscribir su nombre junto a otros grandes patinadores que anteriormente participaron en un torneo con 125 ediciones a sus espaldas que se disputó por primera vez en 1891. Y es que, aparte de Nepela y Schäfer, los austríacos Willy Böckl y Emmerich Danzer, como este jueves Fernández, encadenaron cuatro oros.

Estar en una nómina de cinco nombres después de más de un siglo de campeonatos no es algo sencillo. Es el fruto de un trabajo duro, silencioso y ajeno a los medios de comunicación hasta que la gloria y los éxitos comienzan a ser sonoros. Hace ya tiempo que cada vez que hay un gran torneo, Javier Fernández está en el foco, pero no siempre fue así.