La selección española volverá a disputar una final de un Campeonato de Europa diez años después, tras imponerse a Croacia en una semifinal, que España decantó a su favor gracias al talento y, sobre todo, el carácter de su banquillo.

Habituales secundarios como Antonio García, máximo anotador del partido con seis goles, Dujshebaev o, incluso, el portero Pérez de Vargas condujeron con una magnifica actuación a la selección a una final, en la que se medirá mañana (17:30 horas) a Alemania que venció a Noruega (33-34) en la prórroga de la otra semifinal.

No lo tuvo fácil que pese a las continuas advertencias tanto del seleccionador como de los propios jugadores, careció de inicio de la claridad ofensiva para superar la defensa de una Croacia, que como era previsible, no tardó en castigar los errores de los hispanos.

Así, en un visto y no visto, en apenas cuatro minutos de juego, España se encontró con tres goles de desventaja (1-4), que obligaron a pedir con urgencia un tiempo muerto a Manolo Cadenas.

Un parón que sirvió para aclarar un poco las ideas, al menos, las del central Raúl Entrerríos, que con dos perfectas asistencias y no menos sobresaliente gol logró recortar (4-5) las diferencias.

Pero el control del partido siguió en posesión del equipo balcánico, que castigó todas y cada una de las indecisiones del conjunto español, que encontró una inesperada solución en el banquillo, con la entrada en la pista de los laterales Antonio García y, sobre todo, del joven Alex Dujshebaev, que fue el revulsivo que necesitaba en ataque.

A la carrera, la selección española no sólo recuperó su mejor versión, sino que logró dar, y de qué manera, la vuelta al marcador con un contundente parcial de 8-1, que le permitió marcharse al descanso con una ventaja de cuatro goles (18-14), inimaginable.

En la segunda parte, los goles de García permitieron que España aguantará durante unos minutos su ventaja (23-19) en el tanteador, pero el cansancio comenzaba a planear sobre el conjunto español.

Suficiente para que Croacia lograse acercarse (24-23) en el marcador y exigira los españoles. Un examen que pasó y con creces el equipo español, que no desaprovechó la exclusión del croata Marino Maric, para situarse con una renta de cuatro goles (30-26) a menos de seis minutos para el final.

Tiempo en el que España, pese a los apuros que le creo la defensa individual que Croacia planteó por toda la pista, manejó con madurez el partido hasta sellar la victoria (22-29) con tres paradas consecutivas, dos de ellas de penalti, del joven Gonzalo Pérez de Vargas.

España jugará la final con Alemania en la que se juega el oro y el billete para los Juegos de Río de Janeiro. Ambos combinados ya lo tienen pra el Mundial de Francia.