Tres goles seguidos de David Torres en los últimos minutos del duelo frente al Shum levantaron un partido para el Liceo que se había complicado de forma inesperada. El coruñés sentenció con su efectividad desde fuera del área en un momento en el que Luzón se había convertido en una muralla. Sus paradas y el acierto a bola parada de Diogo Neves habían puesto a los catalanes con un preocupante 4-3 después del inicio arrollador de los locales. Fue cuando surgió la figura del canterano. Ya llevaba un gol en su cuenta. Se fue hasta cuatro y permitió a los suyos seguir en la lucha por la OK Liga. Una nueva jornada, la primera de la segunda vuelta, y todo sigue igual. El Liceo segundo, a tres del Barça y dos por encima del Vic.

Lo del inicio arrollador no es nuevo. El Liceo sale al doscientos por cien. Que le siga el que pueda, que son pocos. Un palo y un remate claro frente al portero ya se acumulaban en su cuenta a los dos minutos de juego. Y no hubo que esperar mucho más para que se iniciara la cuenta real, la que de verdad vale, la de los goles. Fue Jordi Bargalló. Desde el punto de penalti. Asumiendo de nuevo la responsabilidad, como en el último minuto en el Palau Blaugrana. Sin echar bolas fuera. Y esta vez marcó de forma inapelable. El pequeño esférico negro voló entre los tres palos para entrar por una escuadra. Era el minuto tres y solo uno después llegaba el que puede ser uno de los goles de la jornada. La jugada fue frenética, pases sin tiempo a pensar, mucho menos para poner oposición. De una esquina a otra hasta que Oriol Vives la cazó a media altura y con remate de primeras la mandó a las redes.

Los verdiblancos habían puesto la velocidad de crucero. Pero el partido tenía su miga. El Shum defendía cerca, muy pegado. Tanto que empezaron los piques entre jugadores. De uno surgió el tercero. Las protestas de Adriá Martos le acarrearon una azul. En la directa posterior no perdonó Pau Bargalló. Aunque se lió un poco en la aproximación, lo resolvió a la perfección en la remate final. Para remate el de Lluís Ferrer. Se sacó del stick el 3-1 como un mago de la chistera un conejo. Todavía no cundía el pánico porque el Liceo seguía siendo superior. El gol visitante parecía una anécdota, un destello de clase en el oasis. Y David Torres confirmó esa sensación con un sutil y a la par talentoso toque para elevar la bola por encima del portero y hacer el cuarto.

Antes del descanso, Diogo Neves demostró su calidad a bola parada. Décima falta del Liceo y en la falta directa batió con asombrosa comodidad a Malián. Por algo llegaba al Palacio con seis de siete. Siguió engrosando su estadística con una nueva directa en la segunda parte. Y el 4-3 sí que encendió las alarmas. Porque el Liceo no daba encontrado el hueco ni conectado el último pase y aunque el peligro del Shum tampoco era constante, algún desajuste defensivo o de nuevo la bola parada podían hacerle mucho daño. Luzón resistió el vendaval. Fue una muralla con la que solo pudo un Torres. David. Ayer el héroe de la victoria.