La selección española de balonmano volvió a quedarse a las puertas del título continental, tras perder por 24-17 ante Alemania en una final del Europeo de Polonia en la que España nunca tuvo la menor opción.

Los tremendos problemas ofensivos del conjunto español, que tan sólo pudo anotar seis goles en la primera parte, condenaron a los de Manolo Cadenas que se une a las encajadas en la finales de 1996 ante Rusia, 1998 ante Suecia y 2006 ante Francia.

Una derrota que obligará a España a tener que sellar su billete olímpico el próximo mes de abril en durísimo preolímpico en el que los "hispanos" se medirán con Eslovenia, Suecia e Irán.

Un mal menor ante la desolación de un conjunto español, que tras no faltar a su cita con las semifinales, con la excepción de los Juegos Olímpicos de Londres, desde el año 2011 en ninguna gran cita internacional, soñaba con colgarse en Cracovia su primer oro continental.

Final que siempre quedará asociada en la memoria del balonmano español a la figura del joven cancerbero alemán Andreas Wolff, que con su casi cincuenta por ciento de paradas, representó mejor que nada la impotencia ofensiva del equipo español.

Como ha sido habitual en este campeonato, al conjunto español le costó horrores encontrar el camino en ataque y acabó penalizado por este motivo.