Al Bilbao le costará asimilar cómo el Gran Canaria le arrebató el pase a la final de la Copa (71-81). Parecía que los vascos lo tenían todo controlado y ya casi se veían en el duelo definitivo, pero una gran segunda parte del conjunto isleño les despertó de su sueño.

Mumbrú avisó el día anterior de que los últimos tres minutos ante el Barcelona habían sido un mundo, pero intentaron esconder el desgaste físico para seguir haciendo historia. El equipo vasco expresó sus intenciones de meterse en la final copera desde el primer segundo. Eso indicaba el marcador (6-2) en el arranque, en el que Hannah ya sorprendió con un triple. Para contestar aparecieron Oliver y Seeley. Al rebote, ninguno destacaba por encima del otro, pero en cuanto a acierto, el Bilbao iba un paso por delante (22-15).

Dio el primer gran aviso en el segundo cuarto. Liderado por un Betans en estado de gracia, el equipo de Sito Alonso trabajó sin apenas descanso para endosar a su rival un parcial de 14-2. La eliminatoria parecía encaminada pero los pío pío encontraron una salida a través de Oliver y Omic. Una reacción que se multiplicó tras el descanso. Iba dando coletazos el Herbalife, hasta que apuntó al centro de la diana. Y acertó. Primero Salin desde la línea de triple y después Aguilar aseguraron el espectáculo. El final iba a ser de infarto. En el último cuarto, los lanzamientos exteriores fueron protagonistas. Hannah intentó dar tranquilidad a los vascos, pero Salin empató (62-62) y Rabaseda metió los libres para dar la vuelta a la tortilla (62-64). Volvió a la mente de todos una frase muy repetida estos días: "En la Copa puede pasar de todo". Primero mató al Valencia y ayer engañó al Bilbao para robarle el billete a la final. Una vez eliminado Hervelle por faltas, el triple de Báez fue casi definitivo. Los canarios no erraron en los libres finales y pusieron el punto y final a una remontada para recordar.