Llega la Copa del Rey, la competición más divertida, la que todos quieren jugar y en la que las sorpresas son el pan de cada día. Son ocho los elegidos y aunque sea un tópico gastado y manido, cualquiera puede ganar. Pese a todo, siempre hay algunos equipos que parten como favoritos, bien por tradición, bien por juego y resultados. El Liceo es uno de ellos. El conjunto liderado por Carlos Gil viajó con la máxima ambición a Reus, aunque con la duda de si podrá contar con Toni Pérez, todavía renqueante de su lesión en los isquiotibiales. Como siempre, el objetivo es proclamarse campeón. Pero el camino no se empieza en la meta, sino con el primer paso. Ese tiene que darlo contra el Voltregá en cuartos de final (18.30 horas). Un rival complicado por su peligrosidad a la contra, por una defensa que huele a encerrona y que contará con el calor de su afición a su lado.

Para el Liceo esta será algo más que una Copa del Rey. Es la última de Jordi Bargalló, ya confirmada su marcha a final de temporada. Un plus extra de motivación para que el capitán se pueda despedir alzando con sus manos un nuevo título. Es una buena oportunidad. La Supercopa de España ya se le escapó, en la OK Liga está a seis puntos del líder Barcelona, que será también su rival en los cuartos de final de la Liga Europea. Están además en un buen momento los verdiblancos. Su apuesta siempre será la misma. El ataque. Y ahí tienen mucho que ganar porque disponen en sus filas de algunos de los mejores en su puesto. Los hermanos Bargalló están al frente en esta estadística, pero también pueden sumar el resto, en especial un Josep Lamas al que se le dan especialmente bien este tipo de competiciones de tres días.

El interés del Liceo por la Copa crece según pasan las ediciones porque es un terreno vedado para los coruñeses desde hace doce años. El último título data de 2004 y desde aquella edición disputada en Jerez de la Frontera no solo es que no volvieran a levantar el trofeo, sino que ni siquiera pudieron acceder a la final. También es una competición que se le resiste a su máximo rival. El Barcelona no ha sido capaz de ganar en las tres últimas ediciones. El Vic y el Vendrell en dos ocasiones se inmiscuyeron en su camino y demostraron que es posible ganar un torneo dado a las sorpresas. Lo que da alas a los equipos que se enfrentan a los favoritos sobre el papel.

Es el caso del Voltregá. El conjunto blanquiazul se presenta en Reus sin nada que perder y mucho que ganar. Es quinto en la OK Liga, está consolidado y su proyecto empieza a tener visas de un futuro prometedor, con jugadores jóvenes como Álex Rodríguez, Eric Vargas y el coruñés Ignacio Alabart, que tendrán mucho que decir en el hockey sobre patines del más alto nivel. A ellos se les unen veteranos como Armengol, Dani Rodríguez y Borja López. Por las características de sus jugadores, el conjunto que dirige Ricard Ares será peligroso. Planteará un partido defensivo, casi una encerrona. Bien plantado, intenso, una defensa pegajosa... y salir a la contra cada vez que tenga oportunidad. A los verdiblancos les han hecho daño con esta táctica. Y al Voltregá ya le funcionó contra el Barça y no se ha cansado de decir que será el ejemplo a seguir. Las paradas de Malián se antojan decisivas. Igual que la bola parada. Si el Liceo supera este escollo, tendrá otro hueso en semifinales: o el Vic, vigente campeón, o el anfitrión Reus que ya le ha ganado dos veces esta temporada.