El Bayern de Múnich se ha convertido en los últimos años, por derecho propio, en el acompañante de Barça y Madrid en todas las quinielas de la Champions. Los bávaros, todavía entrenados por Pep Guardiola, vuelven a ser favoritos para alzarse con la orejona junto a los dos gigantes españoles. Su candidatura salió reforzada, curiosamente, tras su mal encuentro en el Allianz Arena frente a la Juventus, que sin embargo se convirtió en una importantísima inyección de moral tras una remontada histórica contra los turineses. Con el Benfica como rival en cuartos los muniqueses volverán al top 4 salvo debacle ante un conjunto lisboeta que renació en la segunda parte de la temporada futbolística gracias a los goles de Jonas Gonçalves y a la explosión de Renato Sanches en la medular.

Este Bayern que en los últimos años se recitaba de memoria se ha renovado justo en los extremos, en donde más dependían de Robben y Ribéry. Holandés y francés siguen acumulando lesiones y entre recuperación y recuperación, el desequilibrio tiene nombre brasileño, velocidad, electricidad y regates a ritmo de samba: Douglas Costa.

En 2010, Costa, ahora un fijo en la selección brasileña, salió de Gremio para llegar a un Shakhtar Donetsk que, a base de dinero, construyó en el este de Ucrania un pequeño Brasil. 37 goles y cinco títulos ligueros después llegó al Bayern. Douglas Costa dejó a un Shakhtar que tuvo que abandonar su propia ciudad por la guerra civil entre los prorrusos y el resto del país. Llegó a la Bundesliga por 30 millones de euros y firmando un contrato de 5 años. Ni los más optimistas se esperaban tamaña aparición. Se convirtió, sin duda, en el mejor jugador del campeonato alemán en el primer cuarto de la temporada y mantuvo un gran rendimiento desde entonces, encajando a la perfección incluso en esos encuentros en los que Guardiola saltó al campo con cinco delanteros, buscando seguramente el dinamismo necesario para que sus jugadores no se relajasen en la competición doméstica.

Extremo izquierdo por excelencia, Douglas Costa se convirtió en revelación al primer nivel mundial con 25 años. Por la derecha, la aparición del año en el Bayern fue la de Kingsely Coman. Con solo 19 años ya sabe lo que es marcar en octavos de Champions. Anotó la pasada semana ante una Juventus a la que todavía pertenece. Los turineses cedieron con opción de compra a este francés a un rival directo a nivel continental como el Bayern. Decisión muy difícil de explicar sobre todo porque los minutos de los que dispuso Coman la temporada pasada en la Serie A ya dejaban claro su calidad y desequilibrio, que le colgaron rápido la etiqueta de crack en construcción. Entre Douglas Costa y Coman consiguen que el Bayern de Múnich no se hunda cada vez que Robben y Ribéry causan baja. Ayer mismo, en la victoria en Colonia, los dos nuevos extremos fueron titulares. Son los complementos ideales en ataque para Thomas Müller y Robert Lewandowski, los hombres-gol de un equipo muniqués que no consigue despegarse del Borussia Dortmund esta campaña.

Aunque Douglas Costa tiene a la banda izquierda como aliada, tanto de extremo como de interior, se puede mover también en la mediapunta y por la banda derecha. Su exhibición en la remontada a la Juventus llegó precisamente desde la derecha, en donde se dedicó a centrar precisos balones al área cuando a los alemanes se les acababa el tiempo y el oxígeno para remontar. Un 87% de acierto en pases y la asistencia a Lewandowski dejan clara su capacidad para mantener el control en encuentros locos. Zurdo, con un regate eléctrico, una gran capacidad física, buen pasador y centrador y un disparo desde fuera del área envidiable, Costa fue suplente en la Copa América 2015, pero tras su salto a la Bundesliga será pieza clave en el torneo continental que se celebra este verano para conmemorar el centenario de la Copa América. Se ha ganado un papel protagonista en la canarinha.

El gol es la gran asignatura pendiente de Costa. Apenas dos tantos en liga y otros dos en Champions acumula esta temporada. Sin embargo lo suple con la brutal cifra de 18 asistencias entre las dos competiciones. Aparece por todo el frente de ataque, ofreciendo siempre soluciones a sus compañeros y abriendo caminos a la poderosa delantera bávara. Robben y Ribéry apenas han jugado esta temporada, sobre todo el francés, así que por las piernas de este brasileño pasan buena parte de las opciones que tiene Guardiola para despedirse del Bayern de Múnich con la ansiada Champions League que sí alzó su predecesor.