Marc Márquez ya es líder del Mundial de MotoGP tras la segunda carrera de la temporada, que ganó con autoridad, y eso que tanto él como su compañero de equipo en Honda Dani Pedrosa reconocen que les queda mucho trabajo por delante ya que consideran que no cuentan con la mejor moto.

Márquez dominó la carrera argentina, mientras que Pedrosa se vio beneficiado del percance que protagonizaron los italianos de Ducati, Andrea Dovizioso y Andrea Iannone, que dejó en bandeja la segunda plaza a Valentino Rossi y a él la tercera.

Lo cierto es que la carrera se convirtió por varios motivos en una auténtica lotería y una prueba por descarte en la que los nervios y la templanza podían jugar una baza fundamental y así fue pues la primera baja de consideración fue la del campeón del mundo en título, Jorge Lorenzo.

El mallorquín, que parece tener un pie fuera de Yamaha al final de la temporada, pues todos los indicios apuntan a que podría aceptar la oferta económica astronómica que le han puesto sobre la mesa los responsables de Ducati, fue la primera víctima. La sexta plaza que ocupaba en el sexto giro le debió parecer poco y forzó para intentar recuperar el terreno, se cayó y se vio obligado a abandonar.

Mientras el campeón del mundo quedaba fuera de carrera, por delante se revivía la lucha que el año pasado y en el mismo escenario protagonizaron Valentino Rossi y Marc Márquez, pero en esta ocasión el resultado fue muy distinto.

El piloto de Repsol Honda, a pesar de no contar con la mejor moto -le falta aceleración y velocidad punta-, lo que se pudo comprobar en la larga recta posterior, supo exprimir al máximo el potencial del que disponía y como él mismo confesó posteriormente, asumió la responsabilidad de marcar el ritmo, algo que no hace muy a menudo, para evitar sorpresas.

En la primera parte de la carrera, marcada por la obligación de entrar en talleres para cambiar de moto por los problemas de neumáticos, Márquez supo contener a Rossi y empezó a distanciar de su rival hasta la victoria final.