El próximo 17 de abril protestantes y católicos de Glasgow volverán a trasladar sus diferencias a un terreno de juego. Vuelve la guerra de religiones con motivo de la disputa de las semifinales de la FA Cup escocesa. Será un aperitivo de un conflicto eterno que tendrá capítulos periódicos a partir de la próxima temporada. Tras cuatro años en los que la tradicional liga de dos pasó a ser una liga de uno, la Scottish Premiership recupera al Glasgow Rangers. O por lo menos a su versión refundada tras el descenso en 2012 a cuarta categoría por la bancarrota del conjunto protestante.

El club con más títulos ligueros del mundo -54 ligas- desaparecía hace cuatro años tras meses de pugnas en los tribunales y con una deuda que superaba los 100 millones de libras. La política de gastar siempre más dinero que el Celtic supuso la tumba de los Light Blues. Miles de fieles tenían que decir adiós a un club fundado en 1872.

Inmediatamente se creó un nuevo equipo, el Rangers Football Club, heredero del color azul y del palmarés del Glasgow Rangers. Desde entonces, más de 40.000 almas acudían a cada partido en el Ibrox Stadium para ver a su equipo jugar contra rivales de la cuarta división escocesa. Desde ese escalón tuvieron que ascender hasta culminar el pasado día 5 su regreso a la máxima categoría. La agonía se prolongó un año más de la cuenta, pues la pasada temporada no pudieron culminarla con un ascenso.

Casi 50.000 fans y un solitario gol del lateral James Tavernier ante el modestísimo Dumbarton sirvió para culminar, la pasada semana, el ascenso de un club que peleará la próxima temporada por recuperar parte de su gloria pasada. Sus rivales católicos no fallaron y desde el descenso del Rangers ganaron todas las ligas disputadas hasta la fecha. Es meritoria la pelea que le está planteando esta temporada el Aberdeen, pero todo apunta a que la aburrida liga escocesa seguirá teñida de verdiblanco un año más.

Solo la FA Cup, con el Old Firm de semifinales a la vuelta de la esquina, le pone algo de chicha a un fútbol de las Highlands que perdió emoción al mismo ritmo que perdía competitividad en Europa. La crisis del fútbol escocés, plasmada en las últimas décadas también en su selección, se refleja en la situación por la que pasaron los grandes clubes de Edimburgo.

El Hearts regresó esta temporada a la Premiership después de penar también en la segunda categoría. El Hibernian no tiene garantizado su regreso a la primera división. Durante la pasada temporada había más historia, tradición y títulos en el segundo escalón del fútbol escocés que en el primero, y así es imposible que alguien le ponga emoción y le compita al Celtic. Las cosas por fin podrían empezar a cambiar a partir de la próxima temporada.

El Old Firm pasa por ser la mayor rivalidad futbolística de Europa occidental -con permiso del West Ham-Millwall, que pone en jaque a toda la policía de Londres cada vez que se disputa- y hunde sus raíces en el siglo XVII y el odio sectario entre protestantes y católicos.

La inmigración masiva de irlandeses a Escocia en el siglo XIX y su identificación inmediata con el Celtic trasladó esta rivalidad al fútbol. El viejo derbi de Glasgow enfrenta a dos ramas del cristianismo y a dos formas de ver la política. Los independentistas escoceses e irlandeses, agrupados en su mayor parte en torno al Celtic, tienen su enemigo en los leales al Reino Unido, que se identifican con el Rangers.

Una historia hostil no exenta de violencia y muertes que alcanzó su extremo en los años más duros de la violencia del IRA en Irlanda del Norte. Las banderas irlandesas son la norma en el Celtic Park.

En los últimos años esta violencia dio paso a una rivalidad algo más sana, con la guerra reducida a bromas pesadas entre ambos bandos. El hecho de que el Rangers FC cuente tan solo con cuatro años de historia será un motivo de burla entre los católicos. Hasta la desaparición en 2012 los protestantes se llevaron 149 veces el Old Firm, por 134 del Celtic y 92 empates. Por mucha refundación que haya por el medio, esta guerra sin fecha límite seguirá escribiendo nuevas batallas.

Para abrir boca antes del derbi copero del próximo domingo el Rangers FC levantó ayer la Challenge Cup, un título que se disputan los equipos de categorías inferiores y que no endulza el paladar de una afición que durante más de 100 años se acostumbró a ver a sus rivales por encima del hombro. Los de Glasgow golearon ayer al Peterhead por 4-0.