El Atlético recurrió a la pegada y a Koke para reafirmar su racha frente al Granada, al que doblegó en el Calderón desde el tiro, la visión de juego y el pase del centrocampista, goleador en el 1-0 y sensacional asistente en el 2-0 Torres para dirigir un triunfo más.

El 3-0 lo marcó Correa para completar tres puntos liderados por Koke, el protagonista indiscutible de la victoria, la tercera seguida del conjunto rojiblanco en el campeonato, en el que empató en el liderato del Barcelona, incluso en un partido gris, lejos de la versión imponente que ofreció en las dos anteriores jornadas o en Liga de Campeones.

Pero sí tremendamente efectiva, porque transformó en gol dos de sus cuatro ocasiones de todo el encuentro, tres con participación de Koke y las dos primeras con él como rematador en el primer cuarto de hora, el tiempo que empleó el equipo madrileño para encarrilar el partido, para seguir subido en esa ola de victorias y entusiasmo.

No necesitó mucho más. Ni siquiera un fútbol fluido entre el enredo con el balón por el que transcurrieron los primeros instantes y muchos momentos del duelo, tampoco un desgaste excesivo en lo físico ni un ataque constante sobre la meta del Granada, porque a la segunda opción la pelota fue adentro.

Desde el gol de Koke, el noveno en los últimos ocho encuentros en los que participa de manera decisiva el centrocampista, edificó su triunfo el Atlético, aunque con unos cuantos sobresaltos y toda la oposición posible que le planteó el Granada, que asumió el gol con entereza y con reacción. Desde el juego y desde las ocasiones.

Porque al 1-0 del conjunto madrileño respondió el Granada con muchas dosis de competitividad, mandón por momentos incluso en el medio campo. Su primer disparo se marchó a la derecha; el segundo, desde bastante más lejos, lo repelió la escuadra.

El Atlético no tuvo ni una sola ocasión desde el gol de Koke hasta el descanso; con la pérdida del centro del campo, Diego Simeone movía las variantes de su equipo, la precisión en los pases o el resultado apretado con el que cerró 45 minutos de irregularidad.

Algunos problemas los solucionó en parte en la segunda mitad, sobre todo en el control del medio del campo, en el que el técnico incluyó al argentino Augusto Fernández ya reanudado el encuentro, y otra la resolvió al completo: el marcador y, por extensión, el partido a su siguiente ocasión, la tercera del choque, de nuevo surgida de los pies de Koke Resurrección.

Otra vez él. Como es habitual en el último mes, el pasador, él, encontró el desmarque del delantero, Fernando Torres, al que dejó solo frente a Andrés Fernández con un envío estupendo. Su definición, sutil, un pelín por encima de la salida del guardameta, supuso el 2-0 en el minuto 59, la resolución definitiva de los puntos y del duelo, cerrado con el 3-0 del argentino Ángel Correa.