No puede haber una crisis la semana que viene, tengo la agenda llena. Estas palabras de Henry Kissinger podrían haber sido dichas por Luis Enrique en una rueda de prensa antes del partido del Barça contra el Real Madrid en el Camp Nou. ¿Una crisis en forma de derrota ante el eterno rival? Imposible. La agenda del Barça estaba demasiado llena con los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el furioso Atlético de Madrid como para tener que preocuparse también de la Liga, esa competición que todo el mundo sabía que el Barça iba a ganar como todo el mundo sabe que el caballo del malo es más lento que el del bueno o que Bertín Osborne nunca ingresará en un monasterio cartujo para llevar una vida de contemplación. Y, sin embargo, la crisis llegó. Y la agenda del Barça saltó por los aires. El Real Madrid ganó el Barça y el Atlético de Madrid de Simeone se comió al Barcelona de Luis Enrique. ¿Qué le ha pasado al Barça? Ni idea. Pero la pregunta es: ¿qué le ha pasado al Atlético de Madrid? ¿Qué ha ocurrido en el Atleti para que Joaquín Sabina tenga que corregir ese verso del himno del centenario atlético que recuerda la magnífica manera de palmar de un equipo acostumbrado al sufrimiento con pobre recompensa?

Supongo que habrá mil trescientas teorías que pueden explicar que un equipo como el Atlético de Madrid esté en semifinales de la Liga de Campeones y empatado a puntos con el Barça en esa Liga que decían que ya tenía perdida. Pero la teoría número uno es la que tiene como protagonista a Simeone. Es cierto que el Atlético de Madrid modeló la vida y la forma de ver el fútbol de Simeone, pero también es cierto que Simeone modeló la vida y la forma de ver el fútbol del Atlético de Madrid. Diría que Simeone es al Atlético de Madrid en la Liga y en la Liga de Campeones lo que el rey Enrique V fue a los ingleses en la crucial batalla de Agincourt durante la guerra de los Cien Años. ¿Habrían vencido los ingleses a las tropas francesas en Agincourt si no hubiera sido por la competencia táctica del rey y la asombrosa habilidad de Enrique V para inspirar, motivar, animar y dar confianza a sus hombres? ¿No fue el valor y el indiscutible carisma de Enrique V, ese valor y carisma que también tenía Johan Cruyff y que nunca tendrá, me parece, Zidane, el que condujo a los ingleses a una victoria en la que casi nadie creía? ¿Habría eliminado el Atlético de Madrid al imponente Barça de la MSN sin la competencia táctica de Simenone y sin su inigualable habilidad para inspirar, motivar, animar y dar confianza a sus jugadores? ¿No fue el valor y el indiscutible carisma de Simeone el que condujo a Fernando Torres a seguir marcando goles al Barça, el que llevó al Atleti a resistir en el Camp Nou con un jugador menos y el que consiguió que los colchoneros torturasen tácticamente en el Calderón al actual campeón de Europa hasta convertir a un equipo que parecía invencible a doble partido en un conjunto de clicks de Famobil? Puede que Simeone, como Enrique V en Agincourt o el duque de Wellington en Waterloo, sea algo más que un entrenador, un rey o un mariscal de campo.

La historia no la hacen los individuos, pero a veces parece que el resultado de una batalla o un partido de fútbol sí dependen de individuos como Simeone, Enrique V o el duque de Wellington. Eso es bueno para el fútbol, que necesita mitos como los dioses necesitan a los hombres, y también es bueno para los escultores de bustos o de estatuas ecuestres. Simeone tendrá con el tiempo un busto en el Calderón siempre que no decida fichar por el Real Madrid, porque eso sería como si Napoleón hubiera fichado al duque de Wellington como asesor militar después de la batalla de Waterloo. Sí, hay individuos que parecen algo más que individuos, pero el político israelí Abba Ebban dijo que la historia nos enseña que los hombres y las naciones actúan de un modo inteligente una vez que han agotado todas las otras opciones. Desde luego, el fútbol nos enseña que los clubes actúan de un modo inteligente contratando a tipos como Simeone una vez que se han agotado todas las otras opciones, como hizo el Barça con Guardiola. En ese sentido, creo que el Real Madrid sigue agotando opciones en el banquillo a la espera de una decisión inteligente que, por Dios, no pasa por el regreso de Mourinho.