Rafa Nadal tumbó la resistencia (6-7, 6-2 y 6-4) del australiano Nick Kyrgios para sellar ayer su pase a los cuartos de final del torneo de Roma, quinto Masters 1.000 de la temporada, donde le espera el número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, mientras que David Ferrer se despidió (6-4 y 6-1) ante el francés Lucas Pouille. El de Manacor, quinto cabeza de serie, volvió a ofrecer la imagen aguerrida de su gira europea por tierra y Kyrgios obligó a la remontada de Nadal.

Nadal se complicó de inicio con un arranque comedido pero demostró la fortaleza mental y el buen tenis del que viene haciendo gala para bajar los humos de su rival tras casi tres horas de encuentro. Para el español, el inicio de partido fue muy extraño: break en blanco de Kyrgios. Sin embargo, el balear le devolvió la jugada acto seguido y el partido se reinició con 1-1, desarrollándose de forma más acorde a lo esperado y con ambos tirando fuerte con su servicio, sin volver a conceder una bola de rotura durante siete juegos. Aprovechando los errores de su rival, Nadal dispuso de su gran oportunidad en el décimo juego (5-4), con una bola de set al resto. Pese a que la bola se quedó franca tras el segundo saque flojo de Kyrgios, mandó la pelota larga y hubo que acudir al tie break.

El de Canberra, que solo perdiera dos desempates en todo el año, no desperdició los fallos del manacorí. Con 4-3 en contra, Nadal encadenó con su saque una doble falta y un mal punto. Su rival no perdonó y aprovechó la primera de las tres bolas de set que tenía por delante. En el segundo set, la reacción de Nadal resultó fulminante: ocho puntos consecutivos. Enseguida consolidó su renta con un segundo break y, con 4-1 en el marcador y el set encarrilado, llegaron los problemas físicos para Kyrgios, que tuvo que pedir asistencia médica hasta en dos ocasiones por molestias en la pierna y la cadera derechas.

Al aussie le sentó bien la ayuda médica y volvió a mejorar, pero Nadal mantuvo la mente fría ante el cara o cruz constante que le venía desde el otro lado de la red y equilibró el partido tras casi dos horas de juego. Con una marcha más, Nadal confirmó su momento en el tercer parcial.

Ahí el español desquició al australiano, quien sufrió en cada saque. Nadal terminó con la resistencia del rival con un break en el tercer juego al que estuvo cerca de acompañar con otro en el quinto. No hizo falta, Nadal no perdonó una revancha y otra victoria de las que suman moral para darse la oportunidad de medirse con el temido Djokovic, que eliminó a Bellucci.