El Barcelona amarró en Los Cármenes su vigésimo cuarto título de Liga, el sexto en los ocho últimos años, y al que no llegó el Real Madrid a pesar de su acelerón en el tramo final del curso y con el que animó el final de la temporada.

Luis Enrique y su equipo sumaron su segunda corona de campeones seguida. Líder desde la 21.ª jornada, el conjunto azulgrana acabó por cerrar la campaña con un punto de renta respecto al cuadro blanco, que fue capaz de creer y recuperar el pulso de una competición que le enterró precipitadamente cuando llegó a tener una desventaja que alcanzó los doce puntos.

Pero ni Barcelona ni Real Madrid fallaron en sus compromisos decisivos. No hubo tenerifes, ni penaltis decisivos marrados. Ambos subrayaron la superioridad respecto a unos adversarios, Granada y Deportivo, sin nada en juego. Y dejaron la situación tal y como estaba siete días atrás. Al conjunto de Luis Enrique no le tembló el pulso en el recinto granadino (0-3) y eso que pronto asimiló que el Real Madrid ya ganaba en Riazor cuando sólo habían pasado 7 minutos. Durante un cuarto de hora el Madrid fue campeón.

El Barcelona salió de la crisis a tiempo. A la depresión que sufrió en abril respondió en el tramo final con cinco triunfos en cadena. El último de ellos el de ayer en Los Cármenes para apartar los fantasmas y conseguir la que es su vigésimo cuarta corona.