El Benfica y el Sporting Clube de Portugal, los dos grandes clubes de Lisboa, llegaron a la jornada dominical de ayer con opciones de vencer la Primeira Liga. Una última jornada con sabor añejo, pues volvía una de esas ligas que se jugaban águilas contra leones, antes de que el FC Porto se convirtiese en el club a batir desde finales de los años 80. La liga además tuvo mucho morbo desde su inicio y sobresaltos importantes en la clasificación. El Benfica, que llegaba a la última jornada con dos puntos de ventaja, no falló. Al descanso ya vencía por 2-0 ante Nacional de Madeira y el Estadio da Luz inició los festejos del tercer campeonato consecutivo. El choque acabó con 4-1, con dos goles de Nico Gaitán, uno de Jonas Gonçalves y otro de Pizzi. Tres ligas seguidas permiten al Benfica volver a sentirse dominador claro en su competición doméstica y dejar atrás muchos de los complejos que sus aficionados acumularon en las últimas décadas, siempre a la sombra del FC Porto. Además, con 88 puntos los lisboetas batieron el récord de puntuación en una temporada, un honor que tenía el Porto de José Mourinho.

Tampoco falló el Sporting de Portugal. Goleó en Braga. Al descanso también vencía por 0-2 con goles de Slimani y Teo Gutiérrez, las dos principales referencias ofensivas de los leones. Bryan Ruiz marcó los otros dos. Para el Sporting ganar esta liga era si cabe más importante. Supondría poner fin a una sequía prolongadísima, pues los sportinguistas no vencen el torneo de la regularidad desde el año 2002. Su travesía por el desierto tendrá que continuar en busca de un oasis que nunca llega. Este año la planificación del Sporting fue sin duda la más arriesgada. Los dirigentes verdiblancos le "robaron" al técnico Jorge Jesus al Benfica. El entrenador que volvió a hacer del Benfica un club ganador en el ámbito nacional y competitivo a nivel internacional dejaba Da Luz para pasarse al eterno rival. El caso Jorge Jesus se convirtió casi en una guerra civil en el país luso. Las cosas comenzaron bien para el Sporting. Poco a poco el FC Porto fue abdicando de la lucha por el título y el Benfica parecía que no iba a soportar la pérdida de su entrenador y de jugadores de tanto calado como el ahora valencianista Rodrigo. El despido de Lopetegui para el FC Porto confirmaba el mal momento de forma de los norteños y el camino se despejaba para el Sporting. Jorge Jesus estaba agrandando su leyenda y centró todos sus esfuerzos en la Liga, renunciando prácticamente a competir la Europa League. Sin embargo, el José Alvalade no levantó el título.

La moneda volvió a caer de cara para los encarnados gracias a dos armas principales: Los goles de un sorprendente Jonas Gonçalves, que incluso fue convocado por la selección brasileira,y la aparición fulgurante del mediocentro Renato Sanches. Este joven centrocampista saltó al primer equipo y con 18 años ya apunta a fijo en la selección lusa. Su salto de calidad tiene mucho que ver con la brillante segunda vuelta del Benfica. Su rendimiento no pasó desapercibido y el Bayern de Múnich decidió apostar fuerte. Lo contrató de cara a la próxima temporada por 35 millones de euros, cantidad que incluso podría ascender hasta los 80 millones en función de diferentes variables. Nacido en un barrio conflictivo de lisboa, e hijo de caboverdianos, Renato Sanches es diestro y destaca por su potencia y los galones que asume siendo casi un adolescente. Con mucho recorrido, resistencia y llegada al área contraria, combina un buen disparo a puerta con la capacidad para mantener la posición cuando el partido exige más control. Toda una sensación esta temporada al otro lado de la raia.

Por su parte, Jonas, peleó incluso la Bota de Oro durante buena parte de la temporada. El ex del Valencia marcó 20 goles en liga la temporada pasada. Este año dio un paso al frente que nadie se esperaba y con su gol de ayer sumó 32. Máximo goleador de la liga lusa.

Ambos jugadores explican la remontada que llevó al Benfica -conducido ahora por el extécnico del Vitoria Guimaraes, Rui Vitória- a llevarse su tercer título liguero consecutivo, el 35º de su historia, como se encargaba de recordar en un brillante tifo la grada de Da Luz en el partido de ayer.

El griego Mitroglou, con 20 goles, fue el complemento perfecto para Jonas en ataque. El mexicano Raúl Jiménez fue un suplente de lujo. El extremo Pizzi, ex del Dépor, y centrocampistas como el serbio Fejsu, Samaris o sobre todo el argentino Nico Gaitán son algunos de los pilares de un Benfica que, como cada año, a buen seguro que tiene que reinventarse de nuevo a partir de este verano para seguir ganando. La defensa fue un factor clave. Luisao y Jardel, los centrales, son una garantía de éxito en parcelas defensivas, pero la clave estuvo, cuando llegaron las lesiones, en el gran rendimiento de Lindelöf, un joven sueco que se formó en el filial benfiquista y que demostró estar ya para grandes retos internacionales.

El gasto del Sporting fue enorme este verano. Confeccionó un equipo muy competitivo que le permite ver el futuro con optimismo. Si un joven mediocentro como Renato Sanches fue la nueva estrella del Benfica, en el Sporting siguieron disfrutando del talento en la medular de William Carvalho, aunque todo apunta a que su futuro próximo está también lejos del Tajo. Aunque nadie apostaba por ello, los leones consiguieron mantener al delantero argelino Islam Slimani y le sumaron al colombiano Teófilo Gutiérrez. Ambos marcaron ayer. El africano acumuló 27 goles y el sudamericano 11 tantos. El costarricense Bryan Ruiz por la izquierda sumaba su talento a jóvenes como Joao Mario o Gelson Martins. Adrien Silva en la medular y el portero Rui Patricio proporcionaron identidad a un equipo que aunó juventud, experiencia y talento. Posiblemente el Sporting reunió al mejor once inicial de toda la liga portuguesa, de ahí la frustración que produce a sus seguidores no poder levantar por fin la ansiada Liga.

El Benfica vuelve a dominar con mano de hierro en Portugal, como si el país todavía viviese antes de la Revolución de los Claveles. Les toca a Porto y Sporting mover ficha para reducir el poder de un equipo encarnado que lidera en número de seguidores y apoyo mediático y que buscará perpetuarse en el poder.