Hay carreras especiales que terminan pasando a la historia de la Fórmula 1. Ayer fue una de ellas. Y no por la ridícula batalla fratricida que acabó con los Mercedes en la tercera curva, si bien hay que agradecer que actuara de mecha que precipitó una explosión llamada Max Verstappen, un jovenzuelo de 18 añitos que en su debut como piloto de Red Bull tras ser ascendido desde Toro Rosso para ocupar la vacante del degradado Kvyat se convertía en el piloto más joven en ganar un Gran Premio. Y no de cualquier manera, sino domando las embestidas del Ferrari de Kimi Raikkonen. Cualquiera discute ahora la decisión de Red Bull de promocionar su carrera.

Ya se sabe que en el circo de la Fórmula 1 no hay peor enemigo que el vecino de garaje. Hamilton y Rosberg lo llevaron ayer hasta las últimas consecuencias. El británico, que salía desde la pole, se veía limpiamente superado por el alemán en la primera curva; en la segunda preparó su venganza y en la tercera atacó, impetuoso en exceso, por el interior. Rosberg le cerró -tarde y mal- y le envió a la hierba. El patinazo sobre el verde resultó fatal para ambos: Hamilton perdió el control de su Mercedes y embistió al de Rosberg. Los dos terminaron en la grava.

A Mercedes, en todo caso, habrá que agradecerle que esa pelea que permite e incluso impulsa entre sus pilotos den vidilla a un campeonato que amenazaba con ser un monólogo de Rosberg y que ayer abriera las puertas a una preciosa batalla entre los Red Bull y los Ferrari por la victoria.

Fueron Ricciardo y Verstappen con los Red Bull los primeros en hacerse con el mando, en tanto Vettel y Raikkonen con los Ferrari se veían superados en la salida por un impresionante Carlos Sainz que se colocaba tercero y del que tardaron media docena de vueltas en desembarazarse. Superado el madrileño -sexto al final en su mejor carrera de la temporada-, el mano a mano entonces entre los cuatro pilotos de Red Bull y Ferrari fue espectacular. Una batalla psicológica y de estrategias, con Verstappen y Raikkonen jugándosela a realizar una única parada y con Vettel tensando la cuerda hasta provocar el error de Ricciardo, que completaba la carrera en el garaje sobre tres ruedas.

Kimi Raikkonen, Iceman, el hombre de hielo, buscó las cosquillas a Verstappen en cada curva. El holandés de licencia y belga de nacimiento ni se inmutó. Lleva la velocidad en la sangre. Su padre, Jos, disputó más de un centenar de carreras en la Fórmula 1 entre 1994 y 2003... aunque no ganó ninguna; su madre, Sophie, fue una de las más reputadas pilotos belga de karting, campeona nacional en varias ocasiones. Y Max, nervios de acero, va camino de figura. Aguantó carros y carretas y firmó una victoria grabada en oro: el ganador más joven de la historia con 18 años, 7 meses y 15 días.

La carrera de Fernando Alonso con su McLaren se resumen fácilmente. No acertó al buscarse un hueco en la salida, quedó empantanado tras su compañero Button sin recibir permiso para intentar un ataque y su motor se rendía en la vuelta 47 cuando rodaba duodécimo sin opción a entrar en los puntos.