Barcelona y Sevilla pugnan esta noche en la final de la Copa del Rey por un título cuya consecución supondría para ambos poner la guinda a un curso excelente, ya que en caso de triunfo azulgrana lo sumarían a la Liga ganada hace una semana, además de a la Supercopa de Europa y al Mundial de clubes, en tanto los andaluces buscan en el Vicente Calderón (21.30 horas, Telecinco) el doblete tras conquistar hace solo cuatro días la Liga Europa.

El Sevilla, que aplazó la celebración del título continental hasta mañana para preparar su duelo con el Barça, afronta con el ánimo por las nubes su octava final de Copa (cinco títulos en su haber), pero también puede pasarles factura el desgaste físico sufrido el pasado miércoles en Basilea para remontar al Liverpool (3-1).

Será el cuarto enfrentamiento esta temporada entre ambos equipos, que cierran el curso de la misma forma que lo abrieron, cuando en un choque memorable se jugaron a una carta en Georgia la Supercopa de Europa, trofeo que se fue a las vitrinas del equipo catalán gracias a un tanto de Pedro Rodríguez en la prórroga (5-4) forzada por los hispalenses tras enjugar tres goles de desventaja, del 4-1 al 4-4. En Liga, 2-1 para el Sevilla en el Pizjuán, y el mismo marcador pero a favor del Barça en la segunda vuelta en el Camp Nou.

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La propuesta de Luis Enrique para la final, en la que pretende su 28.º título de Copa, no se espera que cambie respecto al habitual de las últimas jornadas de Liga, pues se espera el equipo de gala con la única duda, poco posible, de que el meta chileno Claudio Bravo, ya recuperado, pudiese arrebatarle la titularidad al cada vez más seguro Ter Stegen.

La batalla de la medular

El control del centro del campo, una vez más, será donde se resuelva la clave del partido, pues si los azulgrana son capaces de serenar a su rival y empujarlo hacia su campo, parece poco probable que la dinamita que tiene delante, con Messi, Suárez y Neymar, autores este año de 130 goles, no acabe marcando.

Además, el Barcelona, campeón vigente del torneo, ha dejado su portería a cero en los últimos cinco partidos de Liga (24-0 en el balance de goles en esas cinco jornadas), gracias en parte a ajustes con los que Luis Enrique ha corregido aspectos que hacían a la zaga algo vulnerable.

Por su parte, el Sevilla, hasta hace una década históricamente huérfano de finales, afronta con su máxima ilusión el choque por conquistar su sexta Copa -la última la ganó en 2010 al Atlético en el Camp Nou-, y además tendrá el apoyo de unos 20.000 sevillistas que ansían el doblete. A Basilea se desplazaron unos 6.000 y se hicieron notar hasta el punto de ganarle la partida a la hinchada del Liverpool, que les triplicaba en número, y aunque quizás el título europeo ha quitado presión a los de Emery, lo que está claro es que al Sevilla hay que aplastarlo para tumbarle y que no desdeña la ocasión histórica de ganar un nuevo título.

El técnico vasco, que da la vitola de favorito al Barcelona, tiene bajas notables. Están lesionados el galo Tremoulinas y el danés Krohn-Dehli, y pierde por sanción al defensa Kolodziejczak y al medio N'Zonzi. Con ello, lo más probable es que Emery repita el once que ganó la Liga Europa con dos cambios: la vuelta a la portería del internacional Sergio Rico por David Soria, que ha sido el titular en los partidos en Europa; y la entrada por N'Zonzi de Iborra, con lo que Banega retrasaría su posición al medio campo, o bien de Cristóforo, con lo que Banega mantendría su papel de mediapunta.