El público que acude cada jornada al Fontes do Sar cerró ayer la temporada con una gran fiesta y pidió que Angelo Caloiaro se lleve el trofeo al mejor jugador de la temporada. La cancha compostelana volvió a llenarse en el último partido del curso del Obradoiro, pero en esta ocasión no para buscar un triunfo que acercase al equipo a la permanencia, sino para agradecer el esfuerzo y festejar la salvación. Arrancó la fiesta con el Miudiño, cantado a coro por casi 6.000 gargantas, con la música de los Kilomberos de Monte Alto de A Coruña, que animaron el encuentro, en el que el público estuvo muy metido, incluso en la derrota. Y es que el conjunto de Moncho Fernández no fue capaz de sorprender al Unicaja (64-77).