El italiano Vincenzo Nibali (Astana) no estaba acabado, por eso resucitó ayer con una gran exhibición que le condujo a la victoria en solitario en la primera etapa alpina, entre Pinerolo y Risoul, en cuya cima se enfundó la maglia rosa el colombiano Esteban Chaves (Orica). Alejandro Valverde quedó fuera del podio.

En una etapa de las que hacen afición, el ciclismo mostró toda su crudeza. Nibali no estaba muerto ni el holandés Steven Kruijswijk tenía la maglia rosa en el bolsillo. El líder cayó en la bajada del Agnello y Nibali rubricó a lo grande la estrategia del Astana, con Scarponi como escudero de lujo.

El siciliano se marchó con el colombiano Chaves cuando cayó Kruijswijk, y la persecución de la maglia rosa resultó un calvario. Infructuosa, mientras Valverde, intercalado, también se apuntaba a la lista de víctimas de la etapa.

Nibali remató a Chaves en el ascenso a Risoul, segundo y último puerto del día, Tres ataques y directo a meta, donde cruzó con 51 segundos sobre el Mikel Nieve (Sky) y con un margen de 52 respecto a a Chaves. El grupo de Valverde, Urán y Majka a 2.14 y Kruijswijk, hundido tras la actuación del italiano, entró a casi 5 minutos.

La general se aprieta y se decidirá en los Alpes. Chaves tiene a Nibali a 44 segundos, y a Kruijswijk a 1.05. Hoy se disputa la penúltima etapa, entre Guillestre y Sant'Anna di Vinadio, de 134 kilómetros, última batalla antes de la llegada mañana a Turín.