A Garbiñe Muguruza se le pone cara de favorita a cada paso que da en Roland Garros y si hasta octavos de final derrotó a tenistas con poco nombre, en esa ronda venció ayer a la excampeona Svetlana Kuznetsova, para avanzar en un torneo que descubrió a Albert Ramos.

Ambos son los primeros cuartofinalistas españoles en el Gran Slam de tierra batida, que hoy puede contar con otros cuatro. Pero ninguno sería tan sorprendente como el tenista de Mataró, que a sus 28 años dio la campanada al colarse entre los ocho mejores del torneo y desafiar al defensor del título, el suizo Stan Wawrinka.

Por el momento, la gesta de Ramos asegura ya que el tenis español cumpla ya 20 años consecutivos con, al menos, un representante en cuartos de final.

El catalán, que nunca había superado la segunda ronda de ningún grande, lo hizo con brillo ante el canadiense Milos Raonic, octavo favorito, algo mermado por los problemas que arrastra en una pierna y en una superficie que no es en la que mejor se explaya su demoledor servicio.

Pero incluso con todos esos factores, Ramos era la víctima de ese partido y acabó siendo el verdugo, 6-2, 6-4 y 6-4, apoyado en un juego sólido desde el fondo de la pista, muy seguro en el resto, para acabar por derribar al gigantón canadiense que entrena Carlos Moyá y asesora John McEnroe. Fue la segunda vez en su carrera que Ramos derrotaba a un top 10.