El cielo volvió a ser ayer el protagonista en Roland Garros, un día después de imposibilitar que se jugara al tenis, pero se mostró más generoso y permitió dos horas de juego, lo justo para acabar los dos octavos de final femeninos que se dejaron colgados desde el domingo. Eso y mantener a todo el circuito pendiente de la lluvia durante toda la jornada para, finalmente, acabar por aguar la fiesta. Solo comenzaron los octavos femeninos que restaban y ninguno terminó.

El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo y tras la retirada de Rafael Nadal favorito casi único, perdió en ese poco rato el primer set contra el español Roberto Bautista. El partido fue interrumpido, de forma definitiva, con el resultado de 6-3 y 4-6.

Si el tiempo no lo impide, el duelo se reanudará mañana, al igual que el que designará a su rival, que enfrentaba a David Ferrer contra el checo Tomas Berdych, del que apenas se disputaron 3 juegos cuando se suspendió (2-1 a favor del español). A un set empataban también Marcel Granollers y el austríaco Dominic Thiem (2-6, 7-6 (2)), que lleva así ya tres mangas cedidas en París.

El otro cuarto finalista saldrá del duelo entre el belga David Goffin y el letón Ernests Gulbis, que se interrumpió con 3-0 a favor del segundo. Ni siquiera dio tiempo a empezar los dos duelos de cuartos programados, entre el español Albert Ramos y el suizo Stan Wawrinka, defensor del título, y el que debía de medir al británico Andy Murray, número dos del mundo, y al francés Richard Gasquet.

Más retraso acumula el torneo femenino, en el que no comenzó ninguno de los octavos de la parte alta del cuadro, en el que está la estadounidense número uno del mundo Serena Williams.