El Fabril llega a Navalcarnero con una mínima ventaja (2-1) alcanzada en Riazor y lo hace con la intención de marcar para intentar sentenciar la eliminatoria ante el aguerrido equipo madrileño. El equipo de Manuel Mosquera demostró en el primer partido ser muy superior al rival, que utilizó todo tipo de estratagemas para evitar el KO ya en la ida. El saberse mejor da confianza a los jóvenes blanquiazules, que también son sabedores de que los locales no se cortarán en su intención de remontar el marcador, sabedores de que, inicialmente, con un solo gol les basta para meterse en la eliminatoria final.

El filial está obligado a marcar, para no arriesgarse a quedar eliminado por la mínima y con esa intención se desplazaron a tierras madrileñas. Pero el Navalcarnero ya sabe los que es remontar, lo hizo ante el Tenisca en la primera eliminatoria. El equipo canario había vencido en su campo por el mismo marcador que los fabrilistas (2-1), y en su campo, en el partido de vuelta, lograron remontar y clasificarse para la segunda ronda (2-0).

Manuel Mosquera recupera a Sam Piette para este partido, después de que participase en una concentración en Austria con Canadá, la selección de su país. La recuperación del norteamericano es importante para el engranaje defensivo de los blanquiazules, sobre todo en los partidos de fuera de casa, donde los jóvenes jugadores fabrilistas bajan en su rendimiento con respecto a los encuentros en los que actúan como locales.