La selección francesa de Didier Deschamps acude hoy al Velódrome de Marsella en busca de una alegría. Contra Albania, el rival más flojo del grupo, y en la ciudad que ha trasladado la Eurocopa de las páginas deportivas a las de sucesos y tribunales, el equipo de Didier Deschamps quiere un resultado amplio, que ayude a cambiar el ánimo del país.

Llegan los de Deschamps a Marsella, donde también tiene previsto acudir el presidente François Hollande, con una sensación agridulce. Ganaron el partido del debut, imprescindible para evitar los nervios, pero no han evitado los debates sobre la actuación de algunas de sus estrellas y, la situación vivida en Marsella, más la amenaza del Isis, con el asesinato de un policía en París, han convertido la Eurocopa en un torneo extraño. El fútbol no se acaba de imponer.

Del partido inaugural emergió un héroe; Dmitry Payet, autor del gol de la victoria y mejor jugador del partido, y dos estrellas puestas bajo sospecha; Paul Pogba y Antoine Griezmann. El primero no tuvo trascendencia alguna en el primer partido y al rojiblanco se le achaca que llegada demasiado saturado al torneo continental.

Albania aparece como víctima, pero curiosamente respaldada por los dos últimos resultados contra los franceses. Francia no gana al equipo albanés desde hace cinco años, cuando se impuso en París por 3-0. El 14 de noviembre de 2014 empató en su campo y hace un año, el 13 de junio de 2015, perdió 1-0.

Contra Suiza, en la primera jornada, Albania completó una actuación más que digna, ya que jugó con uno menos desde el minuto 36, cuando Lorik Cana fue expulsado por doble amarilla, y sin embargo no fue derrotada más que por 1-0. Para suplir la baja de Cana, el italiano Gianni de Biasi puede retrasar la posición de Burim Kukeli, para dar una mejor salida de balón o decantarse por la mayor fortaleza defensiva de Arlind Ajeti.

El encuentro, cinco días después del terremoto que supuso el paso de ingleses y rusos por Marsella, se espera que esté rodeado de un ambiente festivo, que por fin la Eurocopa convierta Marsella en una celebración entorno al fútbol.