Si hasta ahora Francia había ganado sin brillo y en el último suspiro sus partidos contra Rumanía y Albania, ayer se invirtió el guión en Lille, donde la anfitriona de la Eurocopa sedujo ante Suiza con un fútbol vistoso, animado esencialmente por Pogba, que no encontró el premio de la victoria.

El empate en el Pierre-Mauroy de Lille coloca a Francia como primera del grupo A (7 puntos) y a Suiza segunda (5 puntos), ambas clasificadas por delante de Albania (3) y Rumanía (1).

Francia, que llegaba al duelo con la clasificación para octavos en el bolsillo, se jugaba el liderato del grupo y reencontrarse con su afición, decepcionada al ver que su equipo había sufrido para derrotar en el último suspiro tanto a Rumanía (2-1) como a Albania (2-0).

Los de Didier Deschamps supieron interpretar el contexto y salieron a demostrar que son candidatos al título, con Pogba en el papel de hijo pródigo tras el ruido generado por su supuesto corte de mangas en el último partido. La energía les duró 45 minutos.

Situado en banda izquierda, con Evra por detrás y Griezmann por delante, el mediocentro de la Juventus se echó el equipo a la espalda y se convirtió en una pesadilla para el combinado helvético.

Solo había pasado un cuarto de hora de partido y la afición coreaba el nombre de Pogba, el más incisivo de una selección francesa que también se apoyaba en Griezman, Evra y Gignac, para crear ocasiones, pero que se fue al descanso sin ver portería.

En esa primera mitad, Suiza se contentó con buscar el gol en acciones a balón parado, sin asumir demasiados riesgos e intentado amarrar un empate que le daba el pase a octavos.

Sin cambios al descanso, Suiza buscó más la pelota en el segundo tiempo, sin olvidarse de las jugadas a balón parado, mientras Francia esperaba al contraataque, hasta que una jugada iniciada por Pogba acabó con un disparo desde la frontal de Griezmann, que obligó a esforzarse a Sommer.

La ocasión sirvió para despertar al público local, adormecido como su equipo en la segunda mitad hasta esa estirada del meta suizo, poco antes de que Deschamps retirase del campo a Coman para introducir a Payet, el héroe de los goles en el último minuto, que ayer estrelló un remate en el larguero.

De nuevo al borde del pitido final, Payet volvió a tener opción de marcar de falta y el público francés, acostumbrados a los goles in extremis, cruzó los dedos.

Pero esta vez la fortuna del último minuto no se alió con Francia, que al final tuvo que conformarse con el empate. Las tablas, de paso, permitieron a Suiza superar la fase de grupos por primera vez en su historia.