En la jugada del gol del empate de Croacia, que cambiaría el partido, tuvo una intervención decisiva Perisic, que se abrió hueco junto al corner con unas vistosas fintas antes de colocar un gran centro sobre el área de meta española. Rakitic buscó el remate de cabeza, pero no alcanzó por poco el balón, que llegó entonces a Kalinic, situado unos metros más atrás. Al delantero de la Fiorentina el momento le cogió en el aire y medio de espaldas a la portería, pero, pese a ello, tuvo recursos para rematar. Giró el pie derecho y con el exterior tocó el balón en dirección a la portería. Como quien no quiere la cosa. La invención fue tan imaginativa como eficaz. Y tan original que quizá sea inédita. Yo propongo una denominación: un gol a la remanguillé.