Una aparición puntual de Ricardo Quaresma en los últimos minutos de la prórroga bastó a Portugal para eliminar a Croacia y alcanzar los cuartos de final en un partido aburrido, sin disparos entre los tres palos de ninguna portería durante casi 115 minutos.

Prometía mucho la eliminatoria entre el cuadro balcánico y el luso. Uno de los equipos que mejor había tratado el balón de toda la competición se veía las caras con otro que aún tenía mucho que demostrar. Portugal, siempre irregular, sobrevivió en la fase de grupos gracias a un par de picotazos de Cristiano, desaparecido hasta el tercer duelo ante Hungría.

De eso vivieron los portugueses hasta estos octavos de final en los que los hombres de Ante Cacic recibieron con los brazos abiertos a Modric. No tanto a Mandzukic, ausente frente a España y muy bien sustituido por Kalinic. El delantero del Juventus, tocado físicamente, reapareció para aportar lo mismo que en sus dos partidos: nada.

Modric tampoco anduvo fino. Fernando Santos colocó encima de él a Silva, que fue prácticamente una sombra del croata. Maniatado y muy retrasado, el balcánico apenas pudo brillar. Y, sin él, su equipo tampoco. Por eso, triunfó el centrocampismo más ramplón durante los primeros 45 minutos.

Portugal, a gusto sin la pelota, y Croacia, sin saber qué hacer con ella, no dispararon entre los tres palos ni una sola vez. Apenas hubo dos momentos de tensión que crearon algo de incertidumbre entre el público del Stade Bollaert-Delelis.

Es posible que jamás, a lo largo de los 90 minutos de un partido en toda la historia de las Eurocopas, pasara algo semejante: ningún tiro a portería. Y, en la prórroga, casi tampoco. Un palo de los croatas y el gol de Quaresma. Nada más.