Al final del partido las cámaras se demoraron en el largo abrazo y lo que pareció una conversación muy afectuosa entre Íker Casillas y Buffon. Tenía todo el aire de una despedida, pues es más que probable que, con el fin de ciclo que se abre ahora, el mostoleño no vuelva a ser llamado a la selección española. Buffon, en cambio, a sus 38 años, tiene puesto fijo en la selección italiana, donde se cuenta con el precedente de Dino Zoff, que fue campeón del mundo en 1982 con cuarenta años cumplidos. Buffon demostró ayer en el estadio parisiense de Saint Denis que si lo mantienen en la selección italiana no es por costumbre. En el segundo tiempo hizo tres paradas importantes, de las que definen a esa clase que porteros que, como él, parecen tapar toda la portería. La última, además, fue decisiva. El tercer portero protagonista de la noche fue De Gea, el titular de la selección española. Abrió su repertorio de grandes intervenciones en el minuto 7 al desviar un cabezazo cercano y colocado de Pellé tras un saque de falta. Despidió el primer tiempo con un gran desvío a tiro de Giacherini. Y en el minuto 54 evitó con una excelente salida que Éder, que se había escapado solo, cerrara el partido para Italia. Puestos a hacerle algún reproche, quizá se podría decir que en el primer gol, tras una muy buena interceptación del tiro de Éder en el saque de una falta, tardara unas décimas de segundo en reaccionar para evitar un nuevo remate. Pero no levantarse a tiempo fue el sino de toda la selección española.