Las despedidas son siempre difíciles. Y mucho más si llevas doce años vinculado a un club. Es lo que le ocurre a Román Gómez, quién cierra la puerta del Maristas. "Llega un momento en el que se juntan demasiadas cosas y hay un desgaste. Lo honesto cuando llega ese momento es dejarlo", confiesa el técnico, que dirigió los últimos siete años al conjunto femenino, tres como segundo entrenador y cuatro en solitario.

Para el coruñés ha llegado su hora, aunque a veces duda si será la decisión correcta. Aún así, se mantiene firme, la pasada temporada se le hizo muy larga. "Ha sido un año muy bueno, el mejor, pero se me encienden muchas alarmas de saber si voy a ser capaz de aguantar otra temporada entera", analiza. Por eso prefiere decir adiós. "La liga hay que cogerla con ilusión si no se puede hacer muy dura".

La decisión fue tomada después de mucho reflexionar y cuando ya había confirmado su continuidad a la directiva. "Justo cuando acabó el último partido le dije al club que seguía pero cuando pasó una semana y todo volvió a la normalidad me empezaron a entrar las dudas", recuerda.

Acto seguido, el Maristas se puso manos a la obra hasta que dio con Fernando Buendía, exentrenador del Básquet Coruña, para que tomase las riendas del conjunto femenino de Primera. "Me parece un entrenador fantástico. Es el fichaje perfecto. La incorporación de Fer es un salto de calidad", se sincera Román, quién está "tranquilo y satisfecho" porque sus pupilas tendrán un buen maestro.

Buendía afronta el reto "con mucha ilusión". "Es un proyecto muy bonito", dice el exnaranja, que pasó diez años en el Básquet Coruña. En su currículum, ningún equipo sénior femenino, pero no tiene miedo: "Si acepto el reto es porque me siento preparado para llevarlo a cabo. Soy consciente de que tengo que cambiar el chip".

La meta del herculino es "trabajar día a día" para que "crezcan tanto jugadores como entrenadores". "La temporada pasada fue muy buena, tenemos que mejorar lo que se consiguió y ayudar a la base". No se olvida de las más pequeñas, a las que quiere ayudar a formarse.

Buendía es optimista y aunque el objetivo es ambicioso, espera que uniendo todas las fuerzas se consigan los éxitos: "Con mi experiencia y el trabajo de las niñas, puede salir todo bien".