Griezmann ejecutó la ansiada venganza de Francia sobre Alemania, su bestia negra, el equipo que les eliminó del pasado Mundial (los germanos lo terminarían ganando) y al que no vencían desde 1958. Lo hizo en el que probablemente haya sido el mejor partido del torneo. Dos grandes selecciones que enfrentaron dos estilos diferentes pero que en ambos casos fueron puestos en práctica al nivel que exige un partido de tanta trascendencia.

Alemania se mantuvo fiel a la posesión del balón, al juego elaborado, al toque y a las señas de identidad que tan lejos les han llevado. Francia, por su parte, esperó más atrás y trató de aprovechar el portentoso físico de sus jugadores para salir a la contra sacando partido de los fallos de su rival.

La salida al campo de Francia fue frenética y a los seis minutos Griezmann tuvo una gran ocasión para haber adelantado a los suyos. El delantero del Atlético desperdició una buena jugada de los galos con un disparo flojo y centrado cuando tenía tiempo de elegir una mejor opción. A partir de ahí llegaron los mejores minutos de Alemania. Pero los germanos chocaron con un Lloris que ayer estuvo espléndido. En el minuto 13 detuvo un disparo de Emre Can que parecía gol seguro.

Los galos se sintieron en esos minutos totalmente desbordados. Alemania entraba por las bandas, por el centro, por todos lados. A los de Löw quizá les faltó un delantero centro rematador del tipo del lesionado Mario Gómez.

Pero en el fútbol no conviene desperdiciar las ocasiones y mucho menos conceder más de una cuando tienes jugadores de tanto talento enfrente. Francia pudo marcar el primero en el minuto 42 tras un error grosero de Boateng. El central alemán despejó hacia atrás el balón cuando era el último hombre de su equipo y permitió a Giroud plantarse delante de Neur. Sólo el cruce providencial de Höwedes evitó el tanto. El primer gol llegó ya pasado el minuto 45. Schweinsteiger cortó con la mano un remate de Evra tras un córner y el colegiado señaló penalti. Esta vez Griezmann no perdonó como sí hizo con su club en la final de la Liga de Campeones que perdieron ante el Madrid de Ronaldo.

Un golpe muy duro para Alemania justo antes de irse al vestuario y del que no logró reponerse del todo. De nuevo Francia salió con mucha intensidad y de nuevo Griezmann tuvo una ocasión nada más comenzar. Alemania volvió a tomar el control, pero con menos peligro y con una Francia que estaba cómoda esperando para salir a la contra.

El segundo tanto vino tras un grave fallo de Kimmich. El lateral controló mal dentro del área y Pogba, que rindió a un nivel altísimo, le robó el balón y puso un centro que Neuer despejó dejando el balón en los pies de Griezmann, que no perdonó.

Lo intentó con orgullo Alemania hasta el último instante. Pero ayer el acierto estaba reservado a Griezmann, que llevaba a Francia a la final del domingo en la que le espera la Portugal de Ronaldo y en la que tratará de ejecutar su segunda venganza. La de la final de clubes de Milán.