La española Fátima Gálvez afirmó que no admite haber terminado en cuarta posición en los Juegos Olímpicos en la modalidad de foso olímpico y haberse quedado sin medalla "por un plato".

"No admito el cuarto puesto; no admito estar fuera del podio después de haber estado dos años sacrificándome, peleando constantemente para estar aquí y dentro de una final y luchando por una medalla", dijo Gálvez después de la final.

Gálvez perdió el partido del bronce en la muerte súbita, frente a la estadounidense Corey Cogdell, mientras que la australiana Catherine Skinner ganó el oro y la neozelandesa Natalie Rooney, la plata.

Después de perder el bronce, Gálvez dijo que lloró y a continuación sintió "rabia". Agregó que le dieron ganas de arrojar la escopeta detrás del plato después de fallar el tiro en la muerte súbita.

Fátima bromeó comparando la sucesión de sentimientos que experimentó tras su enfrentamiento a las fases que se suelen experimentar en la "ruptura de una pareja". Gálvez dijo que vivió la "cara amarga del deporte" al salir de manos vacías después de la larga preparación que siguió para los Juegos.

La española también criticó las instalaciones de tiro, porque, según ella, al estar la hierba rala, no se distinguía bien el plato, además de por el ruido de la música y los espectadores, aunque matizó que las condiciones son iguales para todas las competidoras.

Fátima Gálvez perdió la medalla de bronce al caer ante la estadounidense Corey Cogdell en el desempate.

Tras los quince lanzamientos reglamentarios, ambas tiradoras acertaron trece platos y fallaron otros dos y, en la ronda de desempate, Gálvez perdió su primer disparo, después de que su rival hubiera acertado.