David Cal (Cangas, 1982) es una leyenda del deporte español. Sus cinco medallas olímpicas entre Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012 son -por ahora- una meta que ningún otro deportista español ha conseguido. El ex deportista cangués viaja hoy a Río de Janeiro como embajador del Comité Olímpico Español (COE) para asistir a las pruebas de piragüismo y a la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Justo antes estuvo en el Concello de Cangas en una charla coloquio organizada por la Concellería de Deportes. Cal sigue siendo el deportista español más laureado en los Juegos Olímpicos, con cinco medallas, aunque ahora ya siente muy cerca a Mireia Belmonte.

-En unos días comenzarán las pruebas de piragüismo en Río de Janeiro. ¿Cuáles son sus sensaciones ahora que ve el deporte desde la orilla?

-La verdad es que es un poco diferente, ahora ves las cosas desde la barrera. Sí que es cierto que por una parte echo de menos ciertas cosas de las Olimpiadas, como la preparación. Pero por otro lado también hay otras cosas que no porque la verdad es que acabé bastante cansado de los entrenamientos. Este fin de semana me voy precisamente a Río a seguir el deporte español, sobre todo el piragüismo. Sigo disfrutando del deporte y de las Olimpiadas.

-Por lo que dice sigue atento a las pruebas de su especialidad, ¿cómo ve la participación española en estas olimpiadas?

-En piragüismo hay bastantes opciones de medallas y hay gente que a lo mejor no tiene tantas. Pero hay gente joven que tiene que madurar, que vayan saliendo para adelante y consiguiendo resultados para el futuro. Sería perfecto que se materializasen todas las opciones de medalla.

-Entre la delegación española y gallega Cangas sigue estando bien representada. Teresa Portela está en el K-1 200 y Rodrigo Germade, que es el futuro, compite con el barco de K-4. ¿Cree que sus paisanos tienen opciones reales de medalla?

-Yo creo que sí. Teresa está ahí, siempre rozando las medallas. Rodrigo Germade es un chico joven, el año pasado no tuvieron quizás una temporada excelente, pero ahora han hecho un buen año y creo que tienen opciones de colarse en la lucha por las medallas. Es importante que un barco de K-4, que llevaba 20 años sin estar en las Olimpiadas, vuelva a unos Juegos y con un cangués a bordo. Cuando se hacen las cosas bien al final llegan los resultados.

-¿Y Cristian Toro?

-Tiene muchas opciones de conseguir medallas. Tiene un K-2 200 con Saúl Craviotto, que ya tiene dos medallas olímpicas [una de ellas con Carlos Pérez Perucho en Pekín]. Este año lo hicieron muy bien y tienen muchas posibilidades.

-¿Cómo ve la competición en la que era su prueba, el C-1 1.000 metros?

-Está muy complicado. Sebastian Brendel anda muy bien. Pero también hay gente muy joven, como Serghei Tarnovschi, que es un chico de 19 años de Moldavia que el año pasado fue tercero en el Mundial. O el palista checo que fue segundo en ese Mundial, Martin Fuksa. También está el brasileño Isaquias Queiroz, al que entrena Suso Morlán. Estoy un poco desconectado del trabajo que han hecho, pero creo que los resultados llegarán. Entre ellos cuatro andarán las medallas.

-No sé si es consciente de ello, pero Mireia Belmonte ha logrado su segunda medalla en estos Juegos y ya tiene cuatro. Está clasificada para la final de los 800 metros libres y le viene pisando los talones en el medallero.

-¡Ya la veo venir! [risas] Todos los males sean esos. Todo lo que ella consiga es fruto del trabajo y de los entrenamientos. Para nada le deseo que no lo consiga, todo lo contrario. Es perfectamente compatible porque sus éxitos no van a restar a los míos.

-¿Cómo es su vida ahora en la UCAM de Murcia?

-Estoy trabajando en el Servicio de Deportes, en el apartado de competición. Este año organizamos siete campeonatos universitarios, la Gala del Deporte de la universidad, además de otros campeonatos de España universitarios y todo el tema deportivo.

-¿Y cuáles son sus sensaciones en su nueva vida sin la tensión del deporte de alta competición?

-Me siento muy a gusto. Es algo distinto, menos estresante y más tranquilo. La competición es mucho más estresante, estás todo el día marcándote retos y compitiendo contra gente. Ahora, aunque trabajo mucho, es completamente distinto a lo de antes. No tienes unas metas tan estrictas y complejas como antes.

-¿Hay algo que eche de menos de aquellos durísimos ciclos olímpicos?

-Lo que echo de menos es la rutina del día a día, del trabajo. Levantarte, saber lo que tienes que hacer, de ir viendo como vas mejorando y de como va tu trabajo.

-¿Y en el otro extremo?

-Pues también eso [risas]. Todo ese trabajo también conlleva. Me gustaba mucho, pero llega un momento que esa rutina también te satura. Llegan las Navidades y todo el mundo está de vacaciones y está descansando, pero tú sigues entrenando y así con muchas fechas. También el hecho de estar tanto tiempo lejos de la familia, aunque ahora también lo estoy, aunque sea de una manera distinta.

-A ver, mójese un poco. ¿Cuál es su apuesta para el número de medallas que conseguirá la delegación española?

-¡Ufff! Yo antes de las Olimpiadas había vaticinado 18, pero me parece que va a sobrar alguna.

- ¿Qué opinión tiene sobre la polémica previa a estos Juegos acerca del dopaje en el deporte ruso y la exclusión de muchos de sus atletas?

-Yo creo que si son conscientes de que se han dopado deben sufrir una sanción. Lo que no me parecía normal es sancionar a todo el país. Sobre los que tengan pruebas de que se han dopado deben ser excluidos. En piragüismo, por ejemplo, han caído cinco. Pero eso es así: no se pueden hacer trampas.

-Ha pasado ya año y medio desde su anuncio de retirada en mitad del ciclo olímpico para intentar conseguir su sexta medalla. Viendo las cosas con más perspectiva, ¿cree que acertó cuando tomó la decisión de retirarse?

-Sí. Cuando esa idea te está rondando por la cabeza es complicado seguir dos años más entrenando sin tener claro el objetivo y sin tener ganas. Creo que sí, fue la decisión acertada.